Su nombre es Maria José Marques da Silva Carvalho, y a sus 60 años ha cumplido un sueño que anhelaba desde hace tiempo: viajar hasta Roma y conocer al Papa Francisco.
Hace un tiempo que María José, conocida como “Doña Zeza”, padece de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), una enfermedad del sistema nervioso que afecta a las neuronas del cerebro y a la médula espinal.
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En los últimos meses, su enfermedad se agravó y por ello decidió viajar desde Hamburgo (Alemania), donde vive desde hace años, hasta la Ciudad Eterna para intentar cumplir su sueño, según informó Vatican News.
Un sacerdote jesuita de la comunidad a la que pertenece en Alemania, el P. Miroslaw Andrzej Matyja, pudo contactar con el Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio del Dicasterio del Desarrollo Humano Integral, quien transmitió al Santo Padre el deseo de “Doña Zeza”.
El Santo Padre aceptó conocer a la mujer portuguesa, que había viajado hasta Roma acompañada de su marido y algunos amigos. Finalmente, se encontraron en la Casa Santa Marta del Vaticano en la mañana del domingo 14 de abril.
El P. Miroslaw Andrzej señaló al citado medio oficial del Vaticano que el encuentro “fue breve, sencillo pero realmente un momento emotivo para la señora, para la familia, para el propio Papa, que se sintió conmovido por el testimonio de esta mujer y por su fe”.
“Mi fe es más grande que la enfermedad que tengo”
A pesar de su dificultad para hablar debido a su enfermedad, Maria José Marques pudo transmitir al Papa Francisco su emoción al ver su sueño realizado.
“Estoy agradecida por esta visita, nunca pensé que vendría aquí. Tenía un sueño y Dios ha cumplido mi sueño al encontrarme con usted, que tiene una gran fe”, dijo la mujer en un vídeo compartido en las redes sociales. “Mi fe es más grande que la enfermedad que tengo", añadió.
Al escuchar sus palabras, el Papa Francisco contestó: “Qué bonito lo que dices: ‘La fe es más grande que el dolor’, muchas gracias, hermoso testimonio”.
Finalmente, ambos aseguraron rezar el uno por el otro y el Papa Francisco se despidió cariñosamente de “Doña Zeza”, una mujer sonriente con un sueño cumplido y con un hermoso testimonio en medio de la dificultad.