El director de la revista Vitral, Dagoberto Valdés Hernández, aseguró que Cuba necesita más que nunca de “un clima de reconciliación, un lenguaje de reconciliación, unos gestos de reconciliación, unas actitudes de reconciliación y un futuro de reconciliación”.

Valdés explicó en un artículo titulado “Cese la Crispación: Venga la Reconciliación” que en la coyuntura presente de la isla –marcada por “un clima de tensión e incertidumbre que llega a los límites de lo soportable”- la reconciliación es “una palabra y una realidad ausente de nuestros medios, de nuestros discursos, de nuestras medidas y las de los demás”.

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“Cuba sufre, pero la gente lucha, no se sabe hasta cuándo: los más honestos y mejor dotados, inventan a lo cubano y no se dejan arrastrar a la ilegalidad ni a la desesperanza; los más desprovistos se cansan pero no cejan; los más apoderados se marchan “¡para dónde sea!”; los más desesperados se lanzan al alcohol o al robo, y los que no pueden ya luchar más, los que no pueden ni con su vida, se suicidan”, sostuvo.

Según el intelectual, “esta palabra (reconciliación) no cae bien, no se entiende bien aquí dentro porque se cree que es una palabra de debilidad o de concesiones indignas. Tampoco se entiende en algunos sectores de la diáspora cubana, por las mismas razones pero de signo contrario: ¿reconciliarnos con quién? ­dicen algunos. ¿Reconciliarnos para qué?-dicen otros”.

Según el director de Vitral, el “ambiente de confrontación no ayuda a ninguna causa buena” y “ante medidas electorales venidas desde fuera, es necesario responder, sosegadamente, concentrándonos en resolver nuestros propios problemas de adentro, entre nosotros, los cubanos”.

“¿Cuba no podrá dejar a un lado las batallas del odio para entrar en la dinámica constructiva de la paz? Sí, así mismo, paz, paz. No sólo la paz de la ausencia de guerras, sino la paz del entendimiento, la paz del diálogo, la paz de la concertación, la paz de las conciencias que pueden vivir en la verdad, la paz de la libertad del alma que puede expresarse y crear sin rejas ni embargos. En una palabra, ¿No podrá Cuba entrar en un franco proceso de reconciliación?”, cuestionó el autor.

Para Valdés, la reconciliación es fruto de un largo camino que “debe empezar por el encuentro de los caminantes”, continuar “en la búsqueda de la verdad”, “unido a la búsqueda de la justicia” y “acompañado del perdón y la magnanimidad”.

“El camino de la reconciliación es coronado por la búsqueda de concertaciones y consensos a nivel social, político, económico y cultural. Concertaciones que no disimulan las diferencias pero que se centran en las coincidencias y convergencias. Consensos que sirven para crear nuevos proyectos y abrir nuevas puertas al desarrollo y a la paz”, indicó.

Según Valdés, la reconciliación es “un hermoso y apasionante camino para Cuba”, un país que necesita de una “esperanza sin opio, sin disimulos, sin escapes hacia ningún lugar, la única esperanza fecunda que es la que nace de la verdad, de la justicia, de la magnanimidad y de la reconciliación”.

http://www.vitral.org