Este domingo la Iglesia Católica celebra el Día de las Vocaciones Nativas para sostener y formar a quienes se sienten llamados al sacerdocio y la vida consagrada en tierras de misión, de tal forma que ninguna se vea frustrada por falta de recursos.
De esta tarea se encarga la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol (OSPA), una de las cuatro Obras Misionales Pontificias (OMP) que de diferentes maneras logra recursos para mantener 725 seminarios en todo el mundo.
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En Asia, estos seminarios (152 menores, 13 propedéuticos y 62 mayores) albergan más de 15.000 candidatos al sacerdocio. En África más de 67.000 seminaristas forman parte de los 225 seminarios menores, 116 propedéuticos y 142 mayores. En Asia se forman gracias a las OMP 112 futuros presbíteros en 5 seminarios mayores, mientras que en las tierras de misión de América se forma a 157 seminaristas distribuidos en 1 seminario menor, 2 propedéuticos y 7 seminarios mayores, según datos ofrecidos por OMP.
Para su mantenimiento, en el año 2023 la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol destinó más de 16 millones de euros que repercutieron en la formación de más de 83.000 seminaristas, y 2.000 formadores.
Las ayudas se destinan a cubrir un subsidio anual para los gastos de manutención y matriculación, que supone la mayor partida (el 78% del total). El resto se utiliza para la construcción y mantenimiento de los edificios, con vías a su autofinanciación, el apoyo a los formadores, las becas de estudio y a apoyar el primer año de formación de los noviciados de congregaciones religiosas nacidas en territorios de misión.
Aprendió a leer con las misioneras, hoy es sacerdote
El P. Nicéforo Obama aprendió a leer con las misioneras españolas Carmelitas de la Caridad de Santa Joaquina de Vedruna que fueron a difundir el Evangelio a Guinea Ecuatorial en los años 80 del pasado siglo.
Siendo muy pequeño, descubrió su vocación sacerdotal y pronto ingresó en el seminario menor. Fue ordenado presbítero hace una década.
Durante un encuentro celebrado esta mañana en Madrid, ha explicado que lo primero que vio en su infancia fue una iglesia y que la acción caritativa de las religiosas le llevó a hacerse preguntas: “P¿por qué estas jovencitas salen de España, de su pueblo, para trabajar aquí? ¿Qué estarán ganando?”
Todo ello le iba suscitando inquietud interior. Al descubrir la vulnerabilidad del ser humana durante la Primaria, encontró que “Jesús es el que da sentido a la vida y el que tiene las respuestas a los grandes interrogantes del ser humano”, ha explicado. Por eso se decidió a ser sacerdote, no sólo “para encontrar en Jesús la respuesta, sino para ayudar a los demás a encontrar estas respuestas”.
Tras pasar por el seminario menor, acudió al seminario mayor interdiocesano, que fue impulsado por la Diócesis de Ávila por acuerdo de la Conferencia Episcopal Española.
“¿Si tus padres no tienen para comer cómo van a sostener una vocación?”, ha planteado como ejemplo de la mentalidad que sucede muchas veces en tierras de misión donde no siempre se entiende “cómo se puede invertir en un estudiante que no va a generar ingresos a la familia”.
El presbítero ha compartido que la labor del sacerdote nativo no es en exclusiva la de dirigir el culto, sino que “apoyar una vocación de estas es ayudar a muchísima gente” porque la Iglesia se encarga de ofrecer recursos educativos, sanitarios y asistenciales de todo tipo a la población.
Obras Misionales Pontificias tiene un sitio web dedicado a las vocaciones nativas en el que se ofrecen testimonios, se explican detalles concretos de diferentes proyectos y permite realizar alguna aportación económica.