La Conferencia Episcopal Francesa publicó un video en el que un sacerdote exorcista explica qué es un exorcismo, cómo se prepara para eso y otros importantes aspectos de este ministerio de la Iglesia Católica.
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En el video titulado Un sacerdote nos explica el exorcismo católico, el P. François Buet, exorcista de la diócesis de Marsella, precisa que “el exorcismo es una oración de la Iglesia” contra el poder del demonio. Es un sacramental, no un sacramento, que realizan algunos sacerdotes, al menos uno por diócesis, con “permiso de sus obispos”.
El Código de Derecho Canónico establece en el canon 1172 que “sin licencia peculiar y expresa del Ordinario (obispo) del lugar, nadie puede realizar legítimamente exorcismos sobre los posesos. § 2. El Ordinario del lugar concederá esta licencia solamente a un presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida”.
El discernimiento sobre la posesión del diablo
Lo primero que debe hacerse cuando se está ante una persona que podría estar poseída es discernir si efectivamente eso es así. “Hay un trabajo de discernimiento que debe hacerse. No se puede pensar de inmediato que es el demonio quien está detrás de algunos problemas”, asegura el P. Buet.
Uno de los pasos a seguir es consultar a la persona si ha realizado “prácticas ocultas” como el satanismo, “esotéricas o de adivinación”, si ha recurrido a brujos o magos, a la lectura de cartas, que podrían haber permitido la posesión. En el caso de Marsella, hay tres sacerdotes exorcistas que dialogan al respecto en cada caso, para evitar “una especie de focalización en una sola persona”, resalta el presbítero.
¿Cuáles son las partes de un exorcismo?
El exorcista francés indicó que cuando ya se ha verificado que una persona está poseída por el diablo entonces se procede al exorcismo.
“Se comienza por bendecir el agua, agua bendita, y luego se reza la letanía de los santos, para luego hacer una lectura de la Palabra de Dios, sigue la imposición de las manos, la profesión de fe, una oración al Padre y luego se recita una fórmula pidiendo que la persona sea liberada de todo mal”.
Luego se dice la fórmula deprecativa, dirigida a Dios; o la forma imperativa, dirigida “directamente al demonio” para que este deje a la persona, “pero generalmente la fórmula deprecativa basta”, prosigue el exorcista.
Luego se termina con el rezo del Magnificat, la oración de alabanza de la Virgen María, “y se reza una oración de conclusión. Esto puede durar entre 20 y 30 minutos, de acuerdo a las circunstancias”.
Por lo general, en el exorcismo el sacerdote exorcista no está solo, está “acompañado por algunas personas cercanas, por una comunidad cristiana”.
¿Qué reza un exorcista?
“Cuando uno es exorcista no puede estar fascinado por lo extraordinario del mal. Se debe estar fascinado por Cristo se debe tener los ojos fijos en Cristo”, remarca el P. Buet.
“Entonces se debe rezar con sencillez y con cierta sobriedad. Personalmente yo soy sacerdote de Notre Dame des Filles, y yo rezo dos horas al día”, comparte.
El P. Buet señala que reza una hora en la mañana y una en la noche, además de celebrar la Misa “todos los días. Me confieso regularmente, cada 15 días”.
“Es importante, verán, para que justamente el mal no pueda contra el sacerdote que hace sus oraciones, para que él sea un hombre libre y así libere a quienes encuentre. Esto requiere gran energía humana y espiritual”, destaca el exorcista.
La importancia de la confesión para todo católico
El sacerdote reitera que el exorcismo es un sacramental y no un sacramento; y que es el sacramento de la confesión o reconciliación de donde surge “toda liberación, toda libertad”.
Por ello es importante también que una persona poseída se confiese, para pedir perdón “por los eventuales actos” que le hayan abierto la puerta al demonio como las prácticas estéricas o de adivinación.
Supervisión trimestral de los exorcistas de Marsella
El P. Buet destaca además que cada tres meses “tenemos una supervisión. Nos reunimos todo el equipo, también con un psicólogo”.
“Buscamos distinguir, justamente, entre lo que es del orden psicológico y lo que es del orden espiritual, e intercambiamos opiniones juntos, en el secreto de la confidencialidad, sobre las situaciones con las que nos hemos encontrado”.
De este modo, concluye el exorcista, “podemos progresar en nuestra experiencia común de esta misión de la Iglesia que se nos ha confiado”.