Fray Nelson Medina, Doctor en Teología Fundamental y profesor del Studium Generale de los Dominicos, respondió a los críticos del nuevo documento del Vaticano Dignitas infinita, en el que se señala que el ser humano tiene una “dignidad infinita”.
“Algunos critican que Dignitas infinita hable de una infinita dignidad en el hombre, cosa que parece que sólo puede decirse de Dios. Y alguien preguntaba qué diría Santo Tomás de Aquino al respecto”, escribe en la red social X (antes Twitter) el también docente de la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás de Colombia.
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En efecto, el texto presentado en el Vaticano el 8 de abril, señala que la dignidad de las personas puede entenderse como “infinita” para “mostrar cómo la dignidad de todos los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas”.
En su publicación, Fray Nelson afirma: “Con humildad supongo que el Aquinate [Santo Tomás de Aquino] habría respondido más o menos en los siguientes términos: Se debe hacer una distinción cuando se habla de ‘infinito’, como sustantivo, o ‘infinito’ como adjetivo”.
“Propiamente hablando, y en términos absolutos, sólo Dios posee sus atributos de tal manera que deben ser denotados con el término ‘infinito’, y por eso decimos que Él es infinito en su sabiduría, poder, misericordia, etc.”, prosigue.
Desde un uso más amplio, precisa Fray Nelson, “y en cierto modo inadecuado pero no impropio, del término, podemos referirnos a que el infinito sucede en las criaturas en cuanto reciben una participación adecuada de la naturaleza divina, como nos enseña San Pedro en 2 Pedro 1:3- 4”.
El pasaje bíblico mencionado por Fray Nelson dice así: “Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia”.
El Doctor en Teología Fundamental resalta luego que “si esa participación no fuera una forma de infinitud en nosotros mismos, no se puede entender cómo estamos real y verdaderamente teniendo parte en la naturaleza de Dios”.
“En ese sentido posterior, se puede decir que la justificación y la conversión, realizadas por la gracia de Dios, implica un salto ‘infinito’ desde un estado de condenación a un estado de amor y amistad con Dios”.
Por ello, “describir tal cambio como un paso finito equivaldría a describir la obra de Dios como una continuación, similar a una escalera, de los actos del pecador, desde el abismo de sus pecados hasta la cumbre de los actos de verdadera caridad, lo cual, en gran medida suena a pelagianismo”.
En conclusión, indica Fray Nelson Medina, “la expresión latina ‘Dignitas infinita’, aplicada al ser humano, tan amado y tan elevado por la gracia de Dios, puede y debe considerarse un uso adecuado de las palabras”.
El sacerdote dominico, conocido también por su vasto apostolado en Internet, respondió a una pregunta adicional y precisó que “el infinito de todo ser humano es un infinito ‘en potencia’ que radica en que desde que somos creados somos imagen de Dios y abiertos a recibir aquella participación de la gracia de que habla 2 Pedro”.
“No se puede considerar menores en dignidad (ontológica) a los que no han recibido la gracia pero están en capacidad de recibirla. Por ello hablaban los Padres del hombre ‘capax Dei’: capaz de Dios; se entiende, de recibir el infinito de su amor y gracia”, subrayó.
“Muchísimos elementos positivos” en Dignitas infinita
En una tercera publicación sobre el documento y tras comentar que “hay muchos, muchísimos elementos positivos en el documento reciente Dignitas infinita”, Fray Nelson Medina destacó “su valor como guía para una antropología cristiana fundada en la Escritura y la Tradición, aunque resulta deseable que hubiera habido más testimonios de Doctores de la Iglesia”.
El Doctor en Teología Fundamental precisó luego que “la estructura es sólida pero, por cierta falta de argumentos de sola razón, no dejará satisfechos a quienes no creen en los fundamentos de la fe y por eso es de temer que encontrará una recepción pobre fuera de las fronteras de la fe católica bien fundada”.
“Pero es lo que se puede esperar que suceda cada vez que la Iglesia presenta el Evangelio y no tenemos que avergonzarnos de ello”, agregó.
“Quiera Dios que la misma claridad doctrinal fluya siempre del Dicasterio para la Doctrina de la Fe”, concluyó Fray Nelson.