En medio del dolor por el secuestro y asesinato de Camila, una niña de ocho años, seguido del linchamiento de los presuntos responsables, la Iglesia Católica expresó su dolor y condena: “Nos estamos destruyendo poco a poco”, señaló la Arquidiócesis Primada de México.
A través del editorial de su semanario Desde la fe, la Arquidiócesis de México cuestionó: “¿cuántas niñas muertas más?, ¿cuántos linchamientos más?, ¿cuántas injusticias más?, ¿cuándo entenderemos que la violencia sólo genera más violencia?”.
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Frente a este drama que “evidencia varios de los problemas que han fracturado el tejido social”, la arquidiócesis instó a la población a resistirse a los sentimientos de “egoísmo, de miedos y amargura, de sufrimiento y muerte, que le cierra el camino a la alegría y a la esperanza”.
En el contexto de la celebración del Domingo de Resurrección, recordó que “Jesús está vivo, igual que su mensaje”, subrayando que “ningún acontecimiento doloroso, egoísta y cruel, puede guiar nuestro camino, y mucho menos tener la última palabra en el destino de nuestro país”.
La muerte de Camila
Camila desapareció en el municipio de Taxco, en el estado mexicano de Guerrero, después de salir a jugar el miércoles 27 de marzo. Según informes de medios locales, la madre de la niña recibió llamadas anónimas exigiendo dinero a cambio de la liberación de su hija.
El cuerpo de Camila fue descubierto al día siguiente, dentro de una bolsa de plástico a un lado de la carretera que une Taxco con la ciudad de Cuernavaca, en el vecino estado de Morelos.
En base a imágenes de cámaras de seguridad, pobladores locales identificaron a tres sospechosos —dos hombres y una mujer— y los golpearon brutalmente, ante la inacción de las autoridades. Los hombres fueron luego hospitalizados, pero la mujer, a quien responsabilizaron del secuestro, falleció a causa del linchamiento.
La Fiscalía General del Estado de Guerrero informó el viernes 29 y el sábado 30 de marzo de los arrestos de dos adultos y un menor de edad.
Respuesta de la Iglesia Católica
Mons. José de Jesús González Hernández, Obispo de Chilpancingo-Chilapa, que atiende pastoralmente la zona de Taxco, expresó su pesar por la muerte de Camila.
Según recoge el semanario Proceso, el domingo 31 de marzo Mons. González Hernández expresó al concluir la celebración de la Misa en la Catedral de Chilapa: “Es muy penosa la muerte de una inocente y luego cómo se dejaron llevar por un espíritu de rebeldía, coraje, inhumano como para dar muerte por sus propias manos a otra persona. Eso no debe pasar”.
“Se nos puede levantar toda la sociedad si no hay quien garantice lo mínimo de los derechos humanos”, advirtió el prelado.
“Como humanos nos hace falta controlarnos, controlar esos espíritus que nos mueven seguramente de injusticia, de que no se cumple la ley”, añadió.
Vivir con Violencia no es lo que Jesús “ganó para nosotros con su Resurrección”
El Obispo Auxiliar de Puebla, Mons. Francisco Javier Martínez Castillo, aprovechó la oración colecta de la Misa dominical para dirigir una oración especial por “la niña Camila, secuestrada y asesinada en Taxco, y por el consuelo a su familia”.
Además, durante la homilía, el prelado hizo un llamado a los católicos a no permitir “vivir en situaciones de muerte, como la violencia, el desprecio y los atentados a la vida”.
Mons. Martínez Castillo consideró que “las violaciones a la dignidad de la persona humana, constituyen verdaderos atropellos al proyecto original pensado por Dios para el desarrollo de nuestra existencia”.
“Cuando actuamos de esta manera [de forma violenta], estamos reafirmando que nos hemos acostumbrado a la muerte y al dolor, y eso no es lo que Jesús ganó para nosotros con su Resurrección”, expresó.