A pocos días del Jueves Santo, fecha en que se conmemora la institución del sacerdocio durante la Última Cena, un seminarista argentino decidió homenajear con una canción al Santo Cura Brochero, patrono del clero del país sudamericano.
Se trata de una zamba, ritmo típico del folklore argentino, compuesta e interpretada por el joven Manuel Asenzo, quien cursa sus estudios de Teología en el Seminario Santo Cura de Ars, de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, y presta su servicio pastoral en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de General Rodríguez.
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En diálogo con ACI Prensa, el músico que va camino al sacerdocio aseguró que la pieza musical nació de la oración, producto de la experiencia de fe vivida “con rostros concretos”, y que surge de “la relación con uno mismo, con el Señor y con los demás, esa triple relación de amor que uno experimenta en el día a día”.
Al mismo tiempo, la zamba titulada A un cura gaucho —así se le llama comúnmente a Brochero, por sus características de sacerdote campesino, trabajador y cercano a la comunidad—, quiere reflejar la devoción a este santo y “su imagen como pastor de nuestras tierras” que es modelo “tanto para el pueblo de Dios como para los ministros”, señaló Manuel.
Para componerla, el joven también tuvo en cuenta su experiencia en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Luján, donde ofreció servicio pastoral durante dos años.
Allí, el seminarista encontró “la mayor expresión de la Iglesia, en cuanto a la diversidad en la necesidad de encontrarse con Dios que tiene cada uno”. En ese marco, pudo advertir “el lugar que ocupan los ministros y los sacerdotes particularmente, en esa relación entre Dios y los hombres, con la intercesión de la Virgen”.
“En el caso de Luján, la Virgen tiene una centralidad que atrae para llevar a Jesús”, destacó Asenzo, y reconoció que el lugar de quienes sirven en el santuario “es facilitar ese encuentro”.
Por eso, las estrofas de su canción reflejan las características de un pastor como Brochero, “alguien confiado en la providencia, que le pone el cuerpo para ser un peregrino entre los de su pueblo, en ir a buscarlos, un pastor que es al estilo de Jesús, de ir a buscar hasta la última oveja, y que es devoto de la Virgen”, enumeró.
“El sacerdote tiene que estar abrazado a la Virgen para poder caminar hacia Jesús también, y tener una gran capacidad de vivir ese poder de intercesión”, consideró.
El cantautor se detuvo en otro fragmento de la canción, que habla de ser “reparo para un pueblo”. Al respecto, reflexionó: “A veces uno vive esa experiencia de que la gente viene, y quiere contar algo, y ahí está el reparo que uno puede dar… se trata de un techo que no sos vos, de un cobijo, de un abrazo que no son tus brazos, son los brazos del Señor”.
“Por gracia de Dios, el Señor ha querido que los sacerdotes sean ese reparo también para un pueblo que sufre, que goza, que necesita de la relación con otro”, subrayó.
La dimensión sacramental del sacerdocio también ocupa un lugar muy importante en la canción. “Mediante expresiones lo más concretas posibles, habla del pan del cielo, de la confesión del sufriente, de cuánto espera la gente la unción en sus hogares en los momentos de dificultad, y también de lo que le pasa al cura cuando vive esos momentos intensos de gracia de Dios”, afirmó.
En otro momento, la canción habla de “la piel quebrantada”. Allí, quiere simbolizar “los rostros de mucho trabajo, de mucho desgaste, y entonces la canción dice que entre esa piel quebrantada se les puede ver el alma. Si uno presta atención puede ver a Dios en esas personas, la relación con Dios, que es lo más hermoso”.
En plena Semana Santa, la pieza musical llama, por un lado, a contemplar el misterio del llamado sacerdotal y, por otro, el misterio de la relación del hombre con Dios.
El estreno se realizó este martes en YouTube y próximamente estará disponible también en Spotify y demás plataformas digitales.
¿Quién fue el Santo Cura Brochero?
San José Gabriel del Rosario Brochero vivió en la región de Traslasierra, Córdoba (Argentina), entre 1840 y 1914. Conocido como "el cura gaucho", recorrió la región a lomo de mula para atender las necesidades materiales y espirituales de todos sus pobladores, sin distinción.
Dedicó su vida a los más humildes y procuró la salvación de las almas. Con ese propósito, fue un gran promotor de los ejercicios espirituales de San Ignacio.
Además, tuvo incidencia en la sociedad, gestionando ante las autoridades la construcción de caminos, acequias, diques y otras edificaciones para el bien de la población.
Se contagió de lepra por compartir el mate con los enfermos, quedó sordo y ciego. Murió en 1914. Fue proclamado santo en 2016 por el Papa Francisco. Es patrono del clero argentino y de la provincia de Córdoba.