En la Audiencia General de este miércoles 20 de marzo, el Papa Francisco afirmó que la vida cristiana “es una combinación de sencillez y astucia” y aseguró que Dios quiere que seamos “santos inteligentes”.
Debido a que aún sufre las consecuencias de un catarro que le impiden respirar con normalidad, el Santo Padre — al igual que en las últimas audiencias — no leyó la catequesis.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Continuando con su ciclo de catequesis sobre las virtudes, el Pontífice recordó que la prudencia, junto a la justicia, la fortaleza y la templanza, forman las virtudes llamadas cardinales.
El Santo Padre precisó que la prudencia no se trata de una virtud “de la persona temerosa”, y que tampoco significa solamente cautela.
“Conceder la primacía a la prudencia significa que la acción del ser humano está en manos de su inteligencia y de su libertad”, explicó.
Asimismo, destacó que la persona prudente “es creativa: razona, evalúa, trata de comprender la complejidad de la realidad. Y no se deja llevar por las emociones, la pereza, las presiones, las ilusiones”.
“En un mundo dominado por las apariencias, — continuó el Pontífice— por los pensamientos superficiales, por la banalidad tanto del bien como del mal, la antigua lección de la prudencia merece ser recuperada”.
En este sentido, el Papa Francisco afirmó que esta virtud es además “la capacidad de gobernar las acciones para dirigirlas hacia el bien” y aseguró que “prudente es quien sabe elegir”.
“Quien es prudente no elige al azar: ante todo, sabe lo que quiere; luego, pondera las situaciones, se deja aconsejar y, con amplitud de miras y libertad interior, elige qué camino tomar”.
Señaló, sin embargo, que quien es prudente también puede cometer errores, aunque “evitará dar grandes ‘bandazos’”.
Para el Papa Francisco, esta es también “la cualidad de quienes están llamados a gobernar: saben que administrar es difícil, que hay muchos puntos de vista y que es preciso tratar de armonizarlos, que no se debe hacer el bien de algunos, sino el de todos”.
“La prudencia enseña también que, como se suele decir, ‘lo perfecto es enemigo de lo bueno’”, añadió.
Por ello, aclaró que “demasiado celo en algunas situaciones, puede provocar desastres: puede arruinar una construcción que hubiera requerido gradualidad; puede generar conflictos e incomprensiones; puede incluso desatar la violencia”.
Según el Santo Padre, “la persona prudente sabe custodiar la memoria del pasado, no porque tenga miedo al futuro, sino porque sabe que la tradición es un patrimonio de sabiduría”.
Asimismo, indicó que “la persona prudente también es previsora” y que “una vez decidido el objetivo por el que luchar, hay que procurarse todos los medios para alcanzarlo”.
El Papa Francisco recordó que muchos pasajes del Evangelio ayudan a educar la prudencia y aseguró que “la vida cristiana es una combinación de sencillez y astucia”.
Por último, afirmó que “Dios no sólo quiere que seamos santos, sino que quiere que seamos santos inteligentes, porque sin prudencia, equivocarse de camino es cuestión de un momento”.