A pocos días del inicio de la Semana Santa, los católicos en Nicaragua se preparan para las celebraciones religiosas en medio de la persecución contra la fe emprendida por la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. Para Martha Patricia Molina, abogada e investigadora nicaragüense, el régimen “quiere erradicar por completo la fe del pueblo católico para así desaparecer a la Iglesia”.

Martha Patricia Molina es autora del informe Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?, que en octubre de 2023, en su cuarta entrega, documentó 667 ataques y agresiones dirigidos hacia la Iglesia Católica en Nicaragua desde abril de 2018 hasta agosto de 2023. A estos se suman otras 70 agresiones en contra de denominaciones cristianas.

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En una publicación en Facebook, la abogada denunció que para la Semana Santa de 2024 se prohibieron alrededor de 4.800 procesiones en todo el país (esta cifra incluye cuatro procesiones cada viernes de Cuaresma). Además, muy pocas parroquias tendrán celebraciones fuera de los muros de sus templos.

En las catedrales de todas las diócesis nicaragüenses las procesiones serán internas, al igual que en la mayoría de las parroquias y capillas del país. “El régimen persigue a la Iglesia Católica solamente por hablar con la verdad, a la luz del Evangelio y señalar todas las vulneraciones a los derechos humanos que cometen los dictadores”, manifestó Molina, en diálogo con ACI Prensa este 19 de marzo.

“Nicaragua es un país muy dado, como pueblo católico, a la piedad popular”, añadió. Asimismo, las alcaldías y municipalidades, comenta la abogada, están convocando a actividades religiosas de Semana Santa sin autorización ni participación de la Iglesia Católica.

Molina expresó que el solo hecho de manifestar públicamente la fe en Nicaragua pone a los ciudadanos en grave peligro de ser capturados por la policía. Nadie está a salvo, ni el clero ni los laicos. Los sacerdotes están bajo constante vigilancia de los aparatos de inteligencia del régimen de Ortega.

“La persecución y el asedio a los sacerdotes no ha cambiado. Al contrario, cada día incrementa más”, señaló la abogada. Además, añadió que muchos han sido amenazados de muerte por atreverse a alzar la voz en contra de las injusticias.

La investigadora resaltó que el régimen de Ortega y Murillo no le ofrece ninguna opción de libertad de expresión a los religiosos, y remarcó que si alguno se atreve a levantar la voz es apresado casi de inmediato.

“Algunas procesiones han sido permitidas en la cuadra del templo, pero a última hora se presenta un agente de la Policía Nacional y da una contraorden para que no salgan, bajo amenaza de ser encarcelados”, escribió Molina en Facebook.

Según la abogada, la fe del pueblo ha sido el pilar fundamental para mantener en pie a la Iglesia de Nicaragua, a la vez que su profunda devoción mariana y su amor por la oración. A pesar de la represión y la persecución, prosigue Molina, no se ha visto una disminución en la participación de los fieles en las celebraciones religiosas. “No le han dado la espalda a sus pastores”, concluyó.