Este 19 de marzo se celebra la Solemnidad de San José. Según Don Bosco, el santo patriarca tuvo una experiencia mística inigualable antes de su muerte, donde Jesús y María le dijeron unas emotivas palabras. Asimismo, San Francisco de Sales relató lo que San José le habría dicho a Cristo antes de morir.
En el libro Vida de San José, Don Bosco narra los que habrían sido los últimos momentos del padre adoptivo de Jesús. El santo salesiano señala que San José “estaba llegando a los ochenta años”, cuando un ángel lo visitó para avisarle que moriría.
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En su lecho de muerte, el santo custodio de la Sagrada Familia entró en éxtasis por 24 horas y “presenció en espíritu los dolores de la pasión del Salvador”. Al despertar tenía el rostro iluminado, como transfigurado, y había un agradable aroma.
Don Bosco luego describe cómo habría sido la despedida. “Y me parece que María decía: ‘¡Oh José, cuánto te agradezco la dulce compañía que me has hecho, los buenos ejemplos que me has dado, el cuidado que has tenido de mí y de mis cosas y los dolores más penosos que has sufrido por mi causa! Oh, me dejas, pero vivirás siempre en mi recuerdo y en mi corazón’”.
Asimismo, Don Bosco indica que le parece que Jesús llamó a su padre adoptivo “José mío” y le explicó que Él también moriría. Después, el Señor le enfatizó a San José que ese momento de oscuridad sería breve y le pidió que fuera a anunciarles a Abraham, Isaac y otros grandes del Antiguo Testamento que esperaran sólo unos años.
Posteriormente, Jesús le profetizó que vendría la resurrección, donde Él se alzaría lleno de triunfo. “Alégrate, querido guardián de mi vida, fuiste bueno y generoso conmigo, pero nadie puede ganarme con la gratitud”, habría dicho Cristo.
Don Bosco no narra ninguna respuesta de San José, pero su santo patrono, San Francisco de Sales, sí expone las que serían sus últimas palabras. En su libro Tratado del Amor de Dios, el Doctor de la Iglesia afirma que San José se habría dirigido a Dios Padre con estas palabras: “¡Oh, Padre!, yo he cumplido el encargo que me habéis confiado”.
Luego, dirigiéndose a Cristo, dijo: “¡Hijo mío! Así como tu Padre celestial puso tu cuerpo entre mis manos, el día de tu venida al mundo, así en este día de mi partida de este mundo, pongo mi espíritu en las tuyas”.
Los últimos instantes y sepultura
Continuando con el relato de Don Bosco, San José, antes de expirar, buscó levantarse con mucho esfuerzo para adorar al Salvador. Quería arrodillarse ante Jesús para pedirle perdón por su faltas, pero Cristo no lo dejó y lo abrazó.
“Así, apoyando su venerable cabeza sobre el pecho divino de Jesús, con los labios cerca de aquel corazón adorable, José expiró, dando a los hombres un último ejemplo de fe y humildad. Era el día diecinueve de marzo del año de Roma 777, el vigésimo quinto desde el nacimiento del Salvador”, indica Don Bosco.
Después, Jesús y María lloraron ante el cuerpo de San José y el mismo Cristo lavó el cuerpo de su padre adoptivo, le cerró los ojos y cruzó sus manos en el pecho.
Lo bendijo para que su cuerpo no se corrompa y puso a “los ángeles del paraíso” a custodiarlo.
Finalmente, Don Bosco señala que el santo patriarca fue enterrado en el Valle del Josafat, en el sepulcro de sus padres, ubicado cerca al Monte de los Olivos.