En una reciente publicación en la revista teológica First Things, el Arzobispo emérito de Filadelfia, Mons. Charles J. Chaput, critica el papel del Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, cuestionando la validez de su pensamiento en aspectos cruciales de la doctrina católica.
En la columna de opinión, el arzobispo estadounidense señala al Cardenal Fernández, originario de Argentina, como el “estrecho colaborador, consejero y a veces escritor fantasma” en el ministerio del Papa Francisco. Pero además, encabeza un dicasterio “vital para la vida de los fieles”, cuya tarea es “proteger la integridad de la enseñanza y la práctica católica”.
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“Fernández ocupa así un cargo de importancia única, al igual que lo hizo Joseph Ratzinger antes que él. Pero en su pensamiento y sustancia, Fernández es un hombre muy diferente de su gran predecesor”, asegura Mons. Chaput.
Seguidamente, se refiere al controvertido libro Cúrame con tu boca: El arte de besar, escrito por Fernández en 1995. El arzobispo estadounidense considera que, aunque no es un título que alguien asociaría normalmente con el jefe doctrinal de la Iglesia Católica, “desestimar” su pensamiento “sería un error”, ya que él cuenta con un “cuerpo significativo de trabajo a su crédito”.
“Su pensamiento no es superficial. Simplemente es erróneo en algunos aspectos cruciales, con grandes implicaciones”, afirma el también franciscano capuchino.
Implicaciones del pensamiento del Cardenal Fernández sobre la doctrina católica
Para demostrar “lo inadecuado de los puntos de vista” del purpurado argentino, el Arzobispo emérito de Filadelfia recurre al análisis del teólogo español José Granados, quien desentraña los problemas en el enfoque del Cardenal Fernández sobre la caridad y su aplicación en situaciones morales complejas.
Granados, ex vicepresidente del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, ha señalado que el purpurado argentino prioriza el contexto humano inmediato sobre los fundamentos de la fe católica, lo que lleva a una teología que, si bien puede parecer compasiva, descuida la centralidad de la fe en el Cuerpo de Cristo y la Eucaristía.
En un artículo publicado en el número de invierno de 2023 de Communio: International Catholic Review, el catedrático español explica: El Cardenal Fernández “afirma que el pueblo cristiano, especialmente los sencillos y los pobres, poseen una percepción especial de las verdades de la fe”, ya que hay “formas de conocimiento de Dios que escapan a los eruditos”.
Sin embargo, es claro en señalar que “la expresión sensus populi [el sentido del pueblo] sola es insuficiente, pues ignora la centralidad de la fe”. Además, precisa que este pensamiento conlleva el riesgo de que “la visión sociológica del pueblo” podría imponerse sobre “la revelación como fundamento de nuestro conocimiento de Dios”.
Citando a Granados, Mons. Chaput coincide en que el enfoque del Cardenal Fernández va más allá de una simple “teología del pueblo”, sino que se trata, de hecho, de una “teología desde el pueblo”; además, ésta contradice “el contexto inmediato e ineludible verdadero de la teología católica [dado] por la Iglesia como el Cuerpo de Cristo, que a su vez está enraizada en la Eucaristía y en la red de relaciones que la Eucaristía establece”.
En otro punto, Mons. Chaput critica la visión del purpurado sobre la caridad, que enfatiza principalmente el apoyo material a los necesitados, ignorando la importancia de ayudar a otros a vivir en unión con Dios.
La auténtica caridad, explica el arzobispo emérito, incluye también actos externos como la corrección fraternal. Escribió que, si bien “sentimos compasión por las personas atrapadas en situaciones pecaminosas”, la “compasión no es una licencia para minimizar, o excusar, o bendecir los comportamientos destructivos involucrados en ellas”.
El 18 de diciembre de 2023, el Cardenal Fernández, con la aprobación del Papa Francisco, publicó la declaración Fiducia supplicans, que permite a los sacerdotes bendecir de forma “pastoral” y no ritualizada a las parejas en situación irregular y a las del mismo sexo.
El documento ha causado división entre los obispos y sacerdotes del mundo. Incluso episcopados completos se han mostrado en contra de aplicar estas bendiciones.
En enero de 2024, el Cardenal africano Robert Sarah, prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, lamentó que la prensa y algunos obispos están fomentando este tipo de bendiciones como si “fueran legítimas, conforme a la naturaleza creada por Dios, como si pudieran conducir a la santidad y a la felicidad humana”.
Según Mons. Chaput, los “sentimientos, incluida la compasión, cuando se convierten en soberanos en el discernimiento del bien y del mal moral, pueden ser guías peligrosamente defectuosas”.
“Ningún ‘nuevo paradigma’ o ‘desarrollo de la doctrina’ puede resultar en una coartada para el pecado a la luz de la Palabra de Dios y la sabiduría de la larga experiencia de la Iglesia. El corazón realmente tiene sus razones. Y a veces están equivocadas”, resalta.
Sobre el pontificado del Papa Francisco
En su publicación, Mons. Chaput ofrece también una mirada retrospectiva al legado del Papa Benedicto XVI y su encíclica Lumen Fidei, a la que calificó como “una reflexión magistral sobre la naturaleza de la fe”. Sin embargo, señaló una marcada diferencia entre esta obra y los documentos del Papa Francisco.
“La rica calidad de Lumen Fidei contrasta lamentablemente con cualquier otro documento del pontificado de Francisco. Es un juicio doloroso, pero verdadero”, sostiene.
En otro punto, Mons. Chaput aborda la postura crítica de Francisco hacia el capitalismo moderno y las naciones desarrolladas, especialmente Estados Unidos.
Si bien destaca del Pontífice su “compasión por los pobres, su atención a los olvidados de las periferias del mundo y su énfasis en la prioridad de la misericordia”, considera que estas actitudes católicas “también son una amonestación y catequesis necesarias para aquellos de nosotros que vivimos en las naciones ‘desarrolladas’ satisfechas de sí mismas”.
“La evidente antipatía del Papa hacia el liderazgo de la Iglesia en Estados Unidos y la vida católica estadounidense puede estar arraigada en una falta de conocimiento, y es profundamente frustrante”, comenta el arzobispo emérito.
El artículo también aborda la resistencia del Papa Francisco hacia el “conservadurismo, la rigidez y el ‘fijismo’ en el pensamiento católico”. Mons. Chaput sugiere que esta resistencia se manifiesta en las críticas del Santo Padre hacia un clero considerado como “implacable” y en “su peculiar hostilidad” hacia la antigua Misa en latín.
“Explica su aversión por los ‘doctores de la ley’ y su enfoque laxo de los problemas canónicos. Explica su irritación con la seriedad intelectual y la precisión de sus predecesores inmediatos. Explica su ambigüedad estudiada sobre ciertos asuntos de doctrina y disciplina eclesial. Explica su negativa a vivir en el Palacio Apostólico del Vaticano, su desdén por algunas de las formalidades normales de su cargo y su hábito de alimentar la confusión con comentarios públicos imprudentes, e incluso provocativos”, continúa.
El arzobispo estadounidense termina señalando que “se hace difícil evitar la conclusión de que un trasfondo de resentimiento es una de las marcas distintivas y más lamentables del pontificado de Francisco”. “Lamentable, porque daña la dignidad del oficio petrino. Lamentablemente, porque crea críticos y enemigos, en lugar de reconciliarlos. Es lamentable, porque socava la tarea central de todo pontificado: proporcionar una fuente creíble y fiel de unidad católica”, expresa.