En 1957, una monja italiana le salvó la vida a un joven de 20 años que se convertiría en el Vicario de Cristo en la tierra. Fallecida en 1995, su lugar de sepultura había sido olvidado en el tiempo, pero ayer —13 de marzo— una delegación le informó al Papa Francisco que habían encontrado los restos mortales de Sor Cornelia Caraglio.
La religiosa dominica trabajaba como enfermera en Buenos Aires (Argentina), cuando al futuro Papa —que cursaba el segundo año de estudios en el seminario diocesano— lo ingresaron muy afectado por una neumonía. Al joven Bergoglio le “sacaron litro y medio de agua del pulmón” y tal era su estado de gravedad que estuvo “luchando entre la vida y la muerte” durante meses.
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Cuando el seminarista estaba a punto de morir, Sor Caraglio —contradiciendo a los médicos— le administró el doble de la dosis prescrita, porque su experiencia como monja enfermera le indicaba que el paciente no sobreviviría. Esto, al final, resultó en la curación del futuro Papa, a quien terminaron por extirparle el lóbulo superior del pulmón derecho, que estaba infectado.
El pasado 7 de febrero, al final de la audiencia general en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco se encontró con los familiares de la religiosa, quienes se mostraron “felices y emocionados”. Durante el breve coloquio, el Pontífice instó al grupo a localizar el lugar de reposo de los restos de la religiosa italiana.
La solicitud recayó especialmente sobre Orsola Appendino, apasionada de los estudios sobre la emigración piamontesa a la Argentina y quien ya había recopilado varios documentos sobre la vida de Sor Cornelia Caraglio. Precisamente fue Appendino quien dirigió la investigación y quien presentó personalmente los resultados al Papa Francisco.
Comenta a Vatican News que en el momento más difícil de las averiguaciones, cuando se sentía “estancada y desanimada”, se le ocurrió ir al convento dominico de Mondovì en la provincia italiana de Cúneo (Piamonte), donde se formó Sor Caraglio.
El edificio, que había funcionado como casa madre de las dominicas, funciona hoy como un hogar para monjas ancianas. Allí, explica Appendino, le presentaron a dos religiosas argentinas que conocieron muy bien a Sor Caraglio: Sor Josefina Solioz (82 años) y Sor Ana Teresa Viola (83 años).
Ambas son “muy lúcidas y enérgicas”. Además, recuerdan cada detalle de su vida con sor Caraglio. Fueron 35 años los que compartieron juntas. “Fueron ellas las que se encargaron del funeral de Sor Cornelia tras su fallecimiento en 1995”, expresó Appendino.
La investigación concluyó que Sor Caraglio fue enterrada en el cementerio municipal de Merlo (Buenos Aires) en la capilla de unos amigos. Sin embargo, en febrero de 2023, al cerrar las hermanas dominicas su misión en Argentina, decidieron incinerar los restos de la monja y trasladarlos a un lugar más significativo.
Sor Ana Teresa explicó que, antes de regresar a Italia, “colocaron las cenizas de Sor Cornelia y de otras 12 hermanas en el 'cinerario' adyacente a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Merlo". Las hermanas dominicas ayudaron a construir este lugar y están en contacto permanente con sus cuidadores.
Appendino comunicó el hallazgo al Papa Francisco este 13 de marzo, luego de la audiencia general, quien manifestó su alegría. En 2018, el Pontífice mencionó a Sor Caraglio en un discurso pronunciado ante los miembros de la Federación de Colegios Profesionales de Enfermeros, Asistentes Sanitarios y Cuidadoras de niños (IPASVI).
“Una mujer buena, valiente, hasta llegar a contradecir a los médicos. Humilde, pero segura de lo que hacía”, expresó el Papa Francisco. “Y gracias a estas cosas, sobreviví. ¡Se lo agradezco tanto! Se lo agradezco”, agregó.
Sor Josefina y Sor Ana Teresa no pudieron asistir a la audiencia general, pero escribieron una carta al Papa para compartir algunos de sus recuerdos. En la misiva, destacaron la tozudez y la cercanía con los enfermos de sor Caraglio. “Una santa muy misericordiosa”, precisaron.