El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la diócesis mexicana de Ciudad Juárez, responde a la pregunta de un internauta sobre si una mujer puede ser católica y feminista.
“Se puede ser católica y feminista hasta cierto punto”, escribe el sacerdote en su cuenta de la red social X este lunes 11 de marzo, tres días después del 8M, Día Internacional de la Mujer.
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“Si por feminismo entendemos buscar el respeto y la equidad (no la igualdad) entre hombres y mujeres, una mujer católica puede participar en esa causa, sin problema moral”, explicó el presbítero.
Sin embargo, si “hablamos de feminismo ‘de género’, ese feminismo ‘hembrista’ que lucha por los derechos sexuales y reproductivos, entre ellos el aborto, y que ve al hombre como el enemigo de la mujer que hay que vencer, entonces una mujer católica, si se vuelve parte de ese movimiento social, traiciona su fe”.
El sacerdote precisó entonces que “este feminismo, en el fondo, es un feminismo lésbico, destructivo para la mujer y repugnante a los ojos de Dios”.
Para concluir su breve reflexión, el P. Hayen compartió que una vez, “una chica antes de recibir el sacramento de la Confirmación me reveló que ella era feminista y que estaba favor del aborto”.
“Yo le dije que así no podía recibir el sacramento, y ella prefirió cancelar su participación en la Misa, y no se confirmó”, concluyó el sacerdote.
¿Qué dijo San Juan Pablo II sobre el rol de la mujer?
En su carta apostólica sobre la dignidad de la mujer, titulada Mulieris dignitatem, el Papa San Juan Pablo II afirma que la Iglesia da gracias a Dios por todas las mujeres, “tal como salieron del corazón de Dios en toda la belleza y riqueza de su femineidad, tal como han sido abrazadas por su amor eterno; tal como, junto con los hombres, peregrinan en esta tierra que es ‘la patria’ de la familia humana, que a veces se transforma en ‘un valle de lágrimas’”.
El Pontífice polaco también resalta en el texto del 15 de agosto de 1988 que “la Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del ‘genio’ femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del Pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe, esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad femenina”.
En ese sentido destaca que la Iglesia pide a todos que estas “manifestaciones del Espíritu” sean “sean reconocidas debidamente, valorizadas, para que redunden en común beneficio de la Iglesia y de la humanidad, especialmente en nuestros días”.
La carta apostólica, publicada el día de la Asunción de la Virgen María, resalta además dos vocaciones fundamentales para la vida de las mujeres: la maternidad y la virginidad por el Reino de Dios.