Este sábado, en el Vaticano, el Papa Francisco ofreció un mensaje de esperanza a padres y madres que enfrentan la devastadora pérdida de un hijo, al recibir a miembros de la asociación Talità Kum de Vicenza.
Como ha ocurrido en los últimos días, el Santo Padre, que padece de bronquitis, dejó la lectura del discurso a Mons. Filippo Ciampanelli, de la Secretaría de Estado.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Estamos llamados a imitar la conmoción y la compasión de Jesús frente al dolor, que lo lleva a vivir en su propia carne las penas del mundo”, expresó el 2 de marzo, destacando la importancia de caminar junto a aquellos que sufren en su camino hacia la sanación.
En el discurso, el Papa Francisco explicó que la pérdida de un hijo “es una experiencia que no acepta descripciones teóricas y rechaza la banalidad de palabras religiosas o sentimentales, de estériles alientos o frases de ocasión, que mientras pretenden consolar terminan por herir aún más a quienes, como ustedes, enfrentan cada día una dura batalla interior”.
Por ello, aseguró que el dolor, “especialmente cuando es tan agudo y carente de explicaciones, necesita simplemente estar agarrado al hilo de una oración que clama a Dios día y noche, que a veces se expresa en la ausencia de palabras”.
“No debemos caer en la actitud de los amigos de Job”, advirtió el Pontífice, recordando la historia bíblica de Job y la necesidad de evitar la tentación de justificar el sufrimiento con explicaciones vacías.
En cambio, el Papa Francisco instó a seguir el ejemplo de Jesús, quien no sólo mostró compasión hacia aquellos que sufren, sino que también compartió su carga. “En el sufrimiento, la primera respuesta de Dios no es un discurso o una teoría, sino su caminar con nosotros, su estar a nuestro lado”, afirmó el Papa, destacando la presencia de Dios en medio del dolor humano.
“Jesús permitió que nuestro dolor lo tocara, recorrió nuestro mismo camino y no nos deja solos, sino que nos libera del peso que nos oprime llevándolo por nosotros y con nosotros”, aseguró.
También agradeció durante su mensaje a los padres de familia “por abrir espacio en sus corazones y en sus historias a este Evangelio”.
“Jesús que camina con ustedes, Jesús que entra en sus hogares y se deja tocar por el dolor y la muerte, Jesús que los toma de la mano para levantarlos. Él quiere secar sus lágrimas y asegurarles que la muerte no tiene la última palabra. El Señor no nos deja sin consuelo”, agrega.
Finalmente, indicó que es “hermoso” pensar que a sus hijos e hijas que han sido “tomados de la mano por el Señor”, algún día los podrán volver a ver, “los abrazarán, podrán disfrutar de su presencia en una luz nueva, que nadie les podrá quitar”.
“Entonces verán la cruz con los ojos de la resurrección, como lo fue para María y los Apóstoles”, concluyó.