En la apertura del 95º año judicial del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Papa Francisco enfocó su discurso en el coraje, virtud a la que calificó de esencial para enfrentar las dificultades no sólo de la administración de justicia, sino a lo largo de la vida cristiana.
Para esta ocasión, el Santo Padre encomendó la lectura del discurso a un asistente debido a una bronquitis que lo ha afectado desde hace varios días.
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“Para los cristianos, esta virtud, que en las dificultades, unida a la fortaleza, asegura la constancia en la búsqueda del bien y capacita para enfrentar la prueba, no representa sólo una cualidad especial del alma característica de algunas personas heroicas. Es más bien un rasgo que se da y se potencia en el encuentro con Cristo, como fruto de la acción del Espíritu Santo que cualquiera puede recibir, si lo invoca”, explicó este sábado 2 de febrero ante una audiencia de magistrados al servicio de la Santa Sede.
Esta virtud, afirmó el Papa Francisco, “desconcierta a los corruptos y los pone en un rincón, con su corazón cerrado y endurecido”. También lo describió como “una fuerza humilde” que se expresa “en la capacidad de actuar con paciencia y perseverancia, rechazando los condicionamientos internos y externos que obstaculizan la realización del bien”.
El discurso del Pontífice resaltó la importancia del coraje en la vida cotidiana. "Junto con las virtudes de la prudencia y la justicia", afirmó el Papa, “la tarea de juzgar requiere las virtudes de la fortaleza y el coraje, sin las cuales la sabiduría corre el riesgo de quedar estéril”.
Además, Papa Francisco subrayó la importancia de esta virtud para llegar a la verdad y asegurar el desarrollo justo de los procesos judiciales. “Se necesita coraje para llegar hasta el fondo en el riguroso esclarecimiento de la verdad”, enfatizó.
“Se necesita coraje, finalmente, para implorar en la oración que la luz del Espíritu Santo ilumine siempre el discernimiento necesario para llegar al resultado de una sentencia justa. También en este contexto quiero recordar que el discernimiento se hace ‘de rodillas’, implorando el don del Espíritu Santo, para poder tomar decisiones que vayan en la dirección del bien de las personas y de toda la comunidad eclesial”, sostuvo.
Por otro lado, el Santo Padre recordó que sin la “sana audacia” del coraje, “se corre el riesgo de caer en la resignación y se termina por descuidar muchos pequeños y grandes abusos”.
A lo largo de su discurso, el Papa Francisco también destacó ejemplos conmovedores de coraje en la vida cotidiana, desde aquellos que enfrentan persecución por su fe hasta quienes luchan contra injusticias y abusos en todas sus formas.
“Frente a estas injusticias, el Espíritu nos da la fuerza para no resignarnos, suscita en nosotros la indignación y el coraje: la indignación frente a estas realidades inaceptables y el coraje para intentar cambiarlas”, proclamó el Pontífice, inspirando a los presentes a enfrentar los desafíos con determinación y esperanza.
El discurso del Papa Francisco culminó con un llamado ferviente a los magistrados presentes para mantener siempre el coraje cristiano en su servicio a la justicia. “Queridos Magistrados del Tribunal y de la Oficina del Promotor, les deseo que en su servicio a la justicia puedan mantener siempre, junto con la prudencia, el coraje cristiano”, concluyó.