El Proyecto Repara de la Archidiócesis de Madrid atendió en el año 2023 a 78 víctimas directas de posibles casos de abuso, de las cuales casi la mitad (38) corresponden a casos ocurridos en el ámbito intrafamiliar, 11 al de la vida consagrada, 6 referidos al clero madrileño y otros 5 a presbíteros de otras diócesis.
Según se refleja en un comunicado difundido este miércoles, también se ha dado asistencia a víctimas de 2 posibles casos de particulares sin vinculación familiar y de otro sucedido en el entorno de movimientos y realidades eclesiales.
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La mayoría de estos casos, 64, tendrían carácter sexual, mientras que los 14 restantes habrían constituido casos de abuso de autoridad y conciencia. El 84% de las víctimas son mujeres.
De los casos de carácter sexual tratados en 2023, 49 afectan a adultos que eran menores cuando sufrieron los abusos, mientras que 11 denunciaron y sufrieron las inconductas siendo mayores de edad.
En el caso concreto del clero diocesano de Madrid, 3 víctimas eran menores en el momento de los hechos y 3 ya eran adultas.
En relación con los casos de abuso de autoridad, la Iglesia diocesana de Madrid atendió 14 denuncias a lo largo del pasado año, la mayoría (9) referidas a la vida religiosa. Una sucedió en la propia Archidiócesis de Madrid, otra en el territorio de otra diócesis y 3 en ambientes de los movimientos y realidades eclesiales.
Además, 7 familiares de víctimas fueron atendidas.
Respecto a los victimarios, sólo se ha dado atención a una persona proveniente de otra diócesis, que habría cometido abusos sexuales sobre menores en un contexto religioso.
Más allá de la atención directa a víctimas y victimarios, el Proyecto Repara de la Archidiócesis de Madrid atendió más de 100 consultas de particulares e instituciones y a través de los programas de formación y sensibilización ha llegado a más de 2.000 personas.
Víctimas sin delito
Desde el Arzobispado de Madrid se traslada la preocupación por que “se pueda confundir el posible delito con el daño que manifiesta la víctima, porque éste no se mueve por criterios jurídicos”.
Así, exponen que en ocasiones se encuentran con “comportamientos no delictivos” que, si bien no entran en algunas estadísticas, “sí han resultado lesivos”. Por otro lado, se subraya que “hay personas víctimas que están siendo atendidas terapéuticamente, pero que todavía no han formalizado denuncia, ya que, a menudo, llegar a ese punto requiere un largo proceso de toma de conciencia que no siempre desemboca en un acto jurídico”.
El Arzobispado recuerda que el Proyecto Repara es una instancia de atención que no tiene competencias disciplinarias, de tal manera que su clasificación de los casos “no prejuzga el resultado procesal” al no ser un registro de penados ni de delitos, sino que recoge “lo que demandan las víctimas según su relato”.
“Ello implica que en ocasiones puede darse algún desajuste formal y, como en toda taxonomía, especialmente en la Iglesia, con una realidad organizativa y estatutariamente tan compleja, pueden darse aparentes descuadres en función del cuándo, quién y desde dónde se contempló un mismo caso”, alegan.
“La fe solo no basta para sanar”
El trabajo realizado a lo largo del último año a través del Proyecto Repara ha evidenciado el impacto de la actividad sensibilizadora y formativa que se desarrolla ya que “cada vez más sacerdotes se están haciendo cargo de las víctimas de todo tipo de abusos y las acompañan hasta Repara para que reciban orientación y terapia. Crece, pues, la sensibilidad de que la fe solo no basta para sanar lo más traumático”, añaden.
Por otro lado, se resalta que el abuso de poder y el sexual “a menudo conviven” en el ámbito eclesial, de tal forma que la inconducta sexual “es el resultado final de un proceso de dominación y manipulación, en nombre de Dios, que cosifica a la persona”.
A este respecto se subraya que “resulta muy preocupante el abuso de autoridad y de conciencia a personas adultas, no vulnerables, sino vulneradas” motivo por el que se alerta de la “insuficiente atención que, en general, se presta dentro de la Iglesia a los abusos a adultos y los de conciencia y la mínima relevancia que se da fuera a los abusos intrafamiliares y en otros contextos”.
El Proyecto Repara fue puesto en marcha en enero de 2020 y está coordinado por Miguel García-Baró, filósofo y profesor de la Universidad Pontificia de Comillas.