En apenas una semana el P. Antonio María Domenech, párroco rural en la Diócesis de Cuenca (España) y misionero de Cristo Rey, ha impulsado que numerosos fieles hayan encargado más de 100 Misas por las almas del purgatorio. “Gracias a Dios que en una semana ya hemos pasado de 110 misas”, puntualiza.
En conversación con ACI Prensa, el presbítero, que cuenta con más de 7.000 seguidores en la red social X (antes Twitter) y más de 17.000 en YouTube, explica que la campaña iniciada coincidiendo con el inicio de la Cuaresma tiene por objetivo “revitalizar el rezar por las almas del purgatorio por las que nadie reza”.
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El P. Domenech detalla que, si bien desde la parroquia de Santa María del Campo Rus se canaliza parte de los donativos para el encargo de Misas por esta intención, anima a ”que cada uno vaya a su parroquia y le pida a su párroco una Misa por las almas del purgatorio, o dos, o cinco”.
De esta manera, argumenta, “sobre todo, se corre la voz de que hay que ofrecer sufragios por las almas del purgatorio, sacrificios, jaculatorias y oraciones”. Y, por otro lado, “los sacerdotes tienen una intención por la que rezar y se les da una ayuda económica que les sirve para su mantenimiento” a través de los estipendios.
Ya hemos repartido más de 100 Misas por las Almas del Purgatorio.
— Sotana Rural (@antoniomariamcr) February 16, 2024
Se están celebrando en estos pueblos de la Diócesis de Cuenca:
• La Ventosa
• Culebras
• Noheda
• La Peraleja
• Gascueña
• Pinarejo
• Villar de la Encina
• Santa María del Campo Rus
• Huete
¿Qué son los estipendios?
El Código de Derecho Canónico, la ley de la Iglesia Católica, establece en su canon en su canon 945.1 que, “según el uso aprobado de la Iglesia, todo sacerdote que celebra o concelebra la Misa puede recibir una ofrenda, para que la aplique por una determinada intención”.
En el canon 946 se considera, además, que “los fieles que ofrecen una ofrenda para que se aplique la Misa por su intención, contribuyen al bien de la Iglesia, y con ella participan de su solicitud por sustentar a sus ministros y actividades”.
Esta forma de encargar Misas por una intención particular está custodiada por numerosas indicaciones canónicas, entre otras que se evite “hasta la más pequeña apariencia de negociación o comercio”, y que “no le es lícito al sacerdote pedir una cantidad mayor” que la estipulada por las autoridades eclesiásticas, aunque sí podrá hacerlo si se entrega de manera espontánea.
Por otro lado, se advierte que los sacerdotes no deben comprometerse a celebrar tantas Misas con intenciones particulares “que no pueda satisfacerlas en el plazo de un año”, y que deben “anotar cuidadosamente los encargos de Misas recibidos y los ya satisfechos”.
“Una forma excelente” de dar limosna
Por su parte, el Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros, publicado en 2013 por la Congregación —hoy Dicasterio— para el Clero, afirma en su número 69 que “con el fin de participar a su modo en el sacrificio del Señor, no sólo con el don de sí mismos sino también de una parte de lo que poseen, los fieles asocian una ofrenda, normalmente pecuniaria, a la intención por la cual desean que se aplique una santa Misa”.
Además, añade que “no se trata de ningún modo de una remuneración, al ser el sacrificio Eucarístico absolutamente gratuito” y que “la ofrenda para la celebración de santas Misas se debe considerar ‘una forma excelente’ de dar limosna”.
Como recomendación, el Directorio asume que los sacerdotes deben alentar esta práctica “con una catequesis adecuada, explicando a los fieles su sentido espiritual y su fecundidad”.
Por otro lado, advierte, que “cualquier apariencia de lucro o simonía - aunque fuese mínima- causaría escándalo”, por lo que hay normas establecidas por el Código de Derecho Canónico.