La Santa Sede incrementó la presión sobre el gobierno musulmán de Sudán para que cese la persecución de cristianos en la región de Darfur, mediante la publicación de un comunicado sobre el reciente viaje a Kartum -del 22 al 25 de julio- del Arzobispo Paul Josef Cordes, Presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum”.
En el comunicado se señala que el Arzobispo Cordes, además de visitar las zonas más pobres de los alrededores de Kartum, donde se encuentran desde hace más de diez años los prófugos del sur –de raza negra y de mayoría cristiana- a causa de la guerra, y ha estado en el campo de Kalma, cerca de la ciudad de Nyala.
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En Nyala se reunió algunos representantes de agencias católicas de asistencia que están preparando junto con otras agencias cristianas un programa de ayuda por 17 millones de dólares.
Las condiciones de miles de personas, acampadas en el desierto en tiendas de paja y de plástico, son indescriptibles: sólo en Kalma hay más de 10.000 prófugos.
Según el comunicado, “la Iglesia en Sudán y los representantes del gobierno han expresado continuamente su gratitud sincera al Santo Padre por su preocupación por el país africano y por todos los que sufren”.
En la nota se recuerda que el presidente de “Cor Unum” concelebró Misa ayer domingo con el Cardenal Gabriel Zubeir Wako, Arzobispo de Kartum y el Nuncio apostólico en Sudan, Arzobispo Dominique Mamberti, en la Catedral de Kartum.
Mons. Cordes, al final de su visita, ha reafirmado la necesidad de que “las autoridades sudanesas, en colaboración con la comunidad internacional, garanticen a cuantos se han visto privados de todo la asistencia y la vuelta a sus pueblos en condiciones de seguridad”.
“Estas personas han sido obligadas a huir y viven en condiciones indignas del ser humano. La Iglesia católica, a través de la conferencia episcopal local, Caritas y otras agencias cristianas, aporta su contribución específica y amplia para sostener a todos los que durante más de veinte años de conflicto han abandonado sus propias casas”, agregó Mons. Cordes.
“Además –continuó-, con la aportación de todas las poblaciones del país seguramente se podrá construir un futuro mejor para Sudán”.
“Por desgracia, la guerra en Sudán ha sido ignorada por la opinión pública durante mucho tiempo. Finalmente el mundo sigue hoy este país con atención; los responsables que inspiran la política internacional han descubierto el deber de preocuparse no sólo de sus propios intereses. Se podrá conseguir un futuro digno del ser humano en Sudán también teniendo en cuenta lo que ha pedido el Santo Padre en el Ángelus del 25 de julio: ‘Rezad por nuestros hermanos y hermanas de África, sobre la que invoco la protección maternal de María’”, concluye el comunicado.