En un episodio de “X-Men: La serie animada”, sucedió algo que a muchos seguidores nuevos de Marvel les costaría creer, y es que el mutante conocido como Nightcrawler logró persuadir en una ocasión al escéptico y rudo Wolverine a rezar en una iglesia y recitar un pasaje de la Biblia.
Esto ocurrió en el episodio 8 de la temporada 4 de la icónica serie de los años 90, la cual, después de más de 26 años, tendrá una continuación con nuevos capítulos a través de la plataforma Disney+ en marzo de 2024.
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En el capítulo mencionado, Nightcrawler se encuentra con un pequeño grupo de X-Men, incluido Wolverine, en el monasterio donde vive.
El episodio comienza con Wolverine luchando contra sus propios demonios internos, atormentado por su pasado turbulento y la violencia que ha infligido. Incapaz de encontrar paz interior, se refugia en la amargura y la desconfianza hacia cualquier forma de espiritualidad. Por otro lado, Nightcrawler, un personaje religioso y compasivo, abraza su fe como una fuente de fuerza y consuelo, a pesar de ser marginado por su apariencia física.
“No me hables de Dios. ¿Qué clase de Dios permitiría que el hombre me hiciera esto?”, comenta Wolverine, haciendo referencia a los experimentos realizados en su cuerpo, que aunque lo convirtieron en un ser muy poderoso, también provocaron un vasto sufrimiento.
Seguidamente, Nightcrawler le responde: “Nuestra capacidad para comprender el propósito de Dios es limitada. Pero nos consuela el hecho de que Su amor es ilimitado”.
Más adelante en el episodio, cuando el monasterio donde vivía Nightcrawler es destruido, el mutante asegura a los X-Men: “Fue una gran tragedia, pero sólo era piedra y cemento, lo que Dios ha fundado en nuestros corazones nunca podrá destruirse”.
Nightcrawler luego le da a Wolverine una Biblia y le dice que subrayó versos específicos para que los vea más tarde. El episodio termina con Wolverine arrodillado ante la Cruz del altar de una iglesia católica y rezando: “Te daré las gracias, Oh Señor, porque aunque estés enojado conmigo y olvides tu furia y me consueles, confiaré y no tendré miedo”.
Se trata de una adaptación del pasaje bíblico de Isaías 12, 1-2: “Te doy gracias, Señor, porque te habías irritado contra mí, pero se ha apartado tu ira y me has consolado. Este es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación”.
A continuación compartimos extractos del capítulo referidos a la fe: