Cada 15 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer Infantil, una fecha que busca crear conciencia sobre esta enfermedad y generar acciones para disminuir la mortalidad.
En este día, te presentamos los testimonios de algunos niños y jóvenes que padecieron cáncer y fallecieron, y que han dejado su huella de fe en el mundo. Mientras que algunos han sido beatificados, otros van camino a los altares.
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Beato Carlo Acutis
Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres (Reino Unido), lugar de trabajo de sus padres, Andrea Acutis y Antonia Salzano. Pocos meses después se trasladaron a Milán (Italia).
Apodado “El Ciberapóstol de la Eucaristía”, Carlo fue un promotor y divulgador, por iniciativa propia, de los milagros eucarísticos en el ciberespacio. Una de las cosas más interesantes que hizo fue diseñar un sitio web con ese fin, que aún hoy sigue vigente.
Siendo adolescente, Carlo fue diagnosticado con leucemia, y ofreció sus sufrimientos por el Papa Benedicto XVI y por la Iglesia. Los médicos y el capellán que estuvieron junto al nuevo beato en los últimos días de su vida afirmaron: "Se transparentaba en él esa fe suya en Dios que había querido, y que todavía quería, transmitir a los demás, a su prójimo, atónito frente a la batalla que estaba perdiendo”.
"Carlo vivió la experiencia de la enfermedad y la muerte como lo hizo porque toda su experiencia tuvo un fuerte vínculo con la Eucaristía", añadieron.
Carlo Acutis falleció el 12 de octubre de 2006, a sus 15 años, y fue enterrado en Asís, por propio deseo, debido a su amor por San Francisco. Su causa de canonización comenzó en 2013. Fue declarado Venerable en 2018 y proclamado Beato el 10 de octubre de 2020.
El milagro que hizo posible su beatificación sucedió en Brasil. Gracias a su intercesión, un niño resultó curado de una grave enfermedad.
Chiara “Luce” Badano
Chiara Badano nació el 29 de octubre de 1971 en Sassello, Italia.
Su compromiso con los demás y el sentido de la caridad fue cultivado en ella desde muy pequeña, demostrando una generosidad ejemplar. Desde jardín de infantes, ahorraba su dinero para donarlo a las misiones de África. Ya en primaria, solía regalar su almuerzo a algún compañero que lo necesitara, por lo que su madre decidió mandarle dos almuerzos, pero Chiara regalaba los dos.
A sus nueve años se unió al Movimiento de los Focolares. Allí, según sus propias palabras: “Descubrí que Jesús abandonado es la llave a la unidad con Dios, y quiero elegirlo como mi único esposo. Quiero estar lista para darle la bienvenida cuando venga. Preferirlo por sobre todas las cosas”.
La fundadora del movimiento, Chiara Lubich, eligió para la pequeña el apodo “Luce”: “Tu rostro lleno de luz muestra tu amor por Jesús”, fue la razón de aquel nombre.
A la edad de 16 años fue diagnosticada con osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo muy doloroso, y falleció el 7 de octubre de 1990 a sus 18 años, tras una dura batalla contra la enfermedad que duró dos años.
Su beatificación se celebró el 25 de septiembre de 2010 en el santuario de Nuestra Señora del Amor Divino, en Roma, y estuvo presidida por el papa Benedicto XVI.
Los tres siervos de Dios de Paraná
En marzo de 2023, el Dicasterio para las Causas de los Santos anunció una gran noticia para la Arquidiócesis de Paraná (Argentina): la apertura de la fase diocesana causa de Canonización de los Siervos de Dios Carlos Rodolfo Yaryez, Víctor Manuel Schiavoni, y María Cruz López.
Se trata de tres jóvenes católicos, dos laicos y un seminarista, que profesaban su fe católica con gran compromiso y murieron a causa del cáncer.
Víctor Manuel Schiavoni nació el 24 de noviembre de 1977 en la zona rural de la localidad de Lucas González. Cursó sus estudios primarios en el Colegio Castro Barros San José de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas y a los 14 años se mudó a Paraná, donde completó el secundario en el internado del Seminario Nuestra Señora del Cenáculo.
No llegó a completar sus estudios en el Seminario Mayor para ser sacerdote. Falleció el 7 de septiembre de 1995 a sus 17 años a causa de una grave leucemia que terminó con su vida en apenas cuatro meses.
Al momento de su muerte, en torno a su persona había una especie de “devoción”: los religiosos del seminario creían en la existencia de un halo de santidad en Víctor, a juzgar por cómo sobrellevó la enfermedad.
María Cruz López nació en Paraná el 24 de noviembre de 1986, en el seno de una familia comprometida con la fe católica. Fue una Joven alegre, con una gran sonrisa, un fuerte impulso misionero y una serenidad abrumadora.
Se preocupaba mucho por ayudar a los demás, y se destacaba en la música y el arte. Fue dedicada en sus estudios y en el servicio a los demás.
Con 14 años, incentivó la creación del Movimiento Misionero Claretiano "Prejumicla" en la capilla San Francisco Javier, motivando, visitando hogares y comprometiéndose con las familias que visitaba. Luego continuó en la Acción Católica.
Fue diagnosticada con leucemia en su último año del colegio secundario, enfermedad que afrontó con grandeza y sencillez, con entereza y paz, dándole fuerza a sus allegados. Soportó los dolores con una sonrisa y con plena confianza en Dios. Murió el 2 de junio de 2006, a sus 19 años y con una sonrisa en los labios.
Carlos Rodolfo Yáryez nació el 29 de marzo de 1966, fue un joven enamorado de Jesús, que de la mano de María buscó ser coherente con el mensaje del Señor.
Comenzó a caminar en la fe con grupos de jóvenes, donde profundizó en el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia y participó en ejercicios espirituales ignacianos, consolidando ese camino en la Acción Católica, donde recibió formación doctrinal y espiritual.
Vivió intensamente la amistad, su carrera y un santo noviazgo, siempre con su mirada en el horizonte de la santidad. Según su novia Sandra, "vivía la vida cotidiana de una manera extraordinaria porque la vivía de la mano de Dios".
Le diagnosticaron leucemia en su juventud, enfermedad que vivió “con una entrega total a la voluntad de Dios”, aseguró Sandra. Carlos falleció el 30 de octubre de 1990, a sus 24 años.