En una audiencia en el Vaticano con miembros del movimiento francés “la Diaconía de la Belleza”, el Papa Francisco reflexionó sobre la importancia de buscar la verdad y la belleza en un mundo marcado por las guerras y las crisis sociales.
“La Diaconía de la Belleza” es un movimiento que se erigió en 2012 para “volver a poner lo sagrado en el centro del arte” y con el objetivo de que los artistas “se vuelvan testigos de la belleza de Dios”.
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Durante su discurso de este jueves 15 de febrero, el Santo Padre reflexionó sobre las tres dimensiones que caracterizan esta asociación: espiritual, eventual y residencial.
En cuanto a la dimensión espiritual, el Papa Francisco subrayó que la vocación de quienes participan en este proyecto es “ayudar a los artistas a crear un puente entre el cielo y la tierra”.
Además, destacó que su objetivo es despertar en los artistas “la búsqueda de la verdad”, al tiempo que afirmó que “la belleza nos invita a una forma diferente de estar en el mundo”.
Recordando sus palabras a una delegación de artistas en junio 2023, remarcó que “la belleza nos hace sentir que la vida se orienta hacia la plenitud” y que “en la verdadera belleza comenzamos así a sentir el anhelo de Dios”.
“Creer en Dios Creador no puede sino animar a la criatura a ir más allá de sí misma, a proyectarse en la vida divina a través de la inspiración artística”, subrayó.
Respecto a la segunda dimensión, la eventual, el Pontífice destacó que el movimiento “ayuda a los artistas a restablecer un diálogo fecundo con la Iglesia, a través de encuentros, espectáculos, conciertos, representaciones”.
“Es una manera de hacer visible la cercanía de la Iglesia a los artistas, entrando en diálogo con su cultura y su vida, sean creyentes o no”, precisó.
Por último, el Papa Francisco reflexionó sobre la dimensión residencial y señaló que “la vida de un artista suele estar marcada por la soledad, a veces por la depresión y por un gran sufrimiento interior”.
“Vuestro reto consiste en sacar a la luz la belleza que se esconde en él o ella, para que a su vez se convierta en apóstol de esta belleza que genera vida, esperanza y sed de felicidad. Una misión que contribuye a realzar la dignidad del artista, que deja de sentirse rechazado, incomprendido, marginado y excluido”.
Más tarde, el Papa Francisco lamentó que “nuestra humanidad se ve sacudida por violencias de todo tipo, por guerras, por crisis sociales”, y por ello afirmó que “necesitamos hombres y mujeres capaces de hacernos soñar con un mundo diferente y hermoso”.
“Además, hoy nos urge recrear la armonía entre el hombre y el medio ambiente. Las grandes crisis climáticas nos obligan a revisar nuestros hábitos y comportamientos “, aseveró.
Tras esta reflexión, el Papa Francisco preguntó: “¿Cuál es nuestra contribución a la construcción de un mundo en armonía?”.
“La cultura de la belleza nos pone siempre en movimiento. Encontrar la belleza de Dios nos permite recomenzar, volver a empezar, en el camino hacia sociedades más humanas y fraternas”, concluyó.