En un comunicado emitido este 14 de febrero, la Conferencia Episcopal de Ecuador (CEE) ha expresado su profunda preocupación y desacuerdo ante la reciente decisión de la Corte Constitucional de despenalizar la eutanasia en el país.
“La vida humana es sagrada e inviolable. Cualquier complicidad con la muerte la terminan pagando los más débiles y vulnerables. Una sociedad que no los defiende está condenada a las más grandes manipulaciones y a las peores tragedias. Es diabólico querer defender la vida dando a un homicidio un marco de legalidad”, expresaron los obispos.
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El pasado 7 de febrero, la Corte Constitucional del Ecuador despenalizó la eutanasia tras declarar “la constitucionalidad condicionada” del artículo 144 del Código Penal (COIP), que castiga el homicidio con cárcel.
De acuerdo al fallo, el artículo que prohíbe el homicidio simple sigue siendo válido, pero se establece una excepción para los médicos que ayudan a pacientes que cumplen ciertos supuestos: primero, que el paciente declare su “consentimiento libre, informado e inequívoco (o a través de su representante cuando no pueda expresarlo)”; segundo, que el paciente padezca “sufrimiento intenso proveniente de una lesión corporal grave e irreversible o una enfermedad grave e incurable”.
Al respecto, los obispos alertaron de que la sentencia “es vaga” en cuanto al alcance de los supuestos señalados, al no especificar qué se entiende por ambos casos.
“Se debe especificar qué se entiende por estas expresiones, para no poner en riesgo la vida de personas vulnerables, como, por ejemplo, pacientes psiquiátricos o con trastornos psicológicos, que también estarían expuestas. Lo más triste es que tampoco se salvan los niños”.
Tras la decisión de la Corte, Ecuador se convierte en el noveno país en el mundo en aceptar la eutanasia y el segundo en Latinoamérica en despenalizarla. El siguiente paso, de acuerdo a la sentencia, es que esta práctica sea regulada a través de una ley, la cual deberá ser debatida y aprobada en la Asamblea Nacional en los meses siguientes.
La Conferencia Episcopal, en su comunicado, advierte sobre el riesgo de una “cultura del descarte” que está emergiendo, donde la vida de los más vulnerables se ve amenazada: “Estamos ya al inicio de una pendiente resbaladiza cuyos caminos de muerte no engrandecen nunca a una sociedad”.
“La eutanasia no es un tema de libertad”
En su reflexión, los prelados alertaron de que la libertad del paciente en condición altamente vulnerable “está fuertemente condicionada y afectada emocionalmente”. Afirmaron que, en muchos casos, la decisión “puede llegar a ser del médico, la familia, e incluso del Estado o las empresas de salud que se niegan a proveer de los cuidados necesarios para atender de mejor manera la condición del enfermo o la falta de recursos”.
Por otro lado, manifestaron que la eutanasia no es sinónimo de “sin dolor y sufrimiento”, ya que en varios casos “los pacientes presentan complicaciones, como el vómito de la mediación letal o con la recuperación de la conciencia luego de un efecto inicial”. “El proceso puede demorar 25 minutos, pero el rango reportado supera los cuatro días. No son pacientes que mueren aliviados en lo emocional, psicológico, físico, ni espiritual”, añaden.
Para los pastores del Ecuador, “buscar eliminar el sufrimiento es casi como eliminar la naturaleza humana”, debido a que “la vida, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte son parte de la condición humana”.
Obispos abogan por la promoción de una Ley de Cuidados Paliativos
En el comunicado, la CEE presenta la siguiente interrogante: “¿Cuál es nuestra responsabilidad como sociedad?”, a lo que responde enfáticamente: “Nuestra responsabilidad es aliviar el sufrimiento. Abogar por la implementación y promoción de una ley de Cuidados Paliativos en Ecuador, dado que actualmente no existe, en lugar de resignarnos a aceptar la peor de las alternativas”.
Además, los obispos subrayan: “No podemos ofrecer la opción de la muerte si ni siquiera garantizamos los requisitos básicos de salud para una vida digna”.
En Ecuador, la cobertura en cuidados paliativos apenas alcanza el 3.5%, según lo señalado por Viviana Araujo Lugo, presidenta de la Asociación Ecuatoriana de Cuidados Paliativos (Asecup).
De acuerdo con los datos del Atlas de Cuidados Paliativos en Latinoamérica del 2020, se registraron únicamente 78 equipos que ofrecen estos servicios en el país, los cuales están mayormente concentrados en las áreas urbanas y grandes ciudades.
“El derecho a la vida es irrenunciable”
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana denunció que “la eutanasia desconoce la dignidad de todas las personas”, ya que hace una “discriminación injusta entre quienes merecen vivir, recibir ayuda y atención y quienes no”.
“Categorizamos a los seres humanos en grupos: los sanos, los incapacitados, los improductivos, los pobres que no pueden acceder a un mejor acompañamiento en el sufrimiento. Esto tiene un efecto disuasivo, ya que genera una coacción sutil y una sensación de ser una ‘carga’, ya que el enfermo sabrá que hay una puerta de salida para evitar problemas a otros”, señaló.
Según los obispos ecuatorianos, han decidido “levantar la voz”, porque “ninguna vida vale menos que otra”. También lo hacen en solidaridad con quienes “consagran su tiempo y sus energías para acompañar, médica, psicológica y espiritualmente, a quienes sufren enfermedades degenerativas, crónicas o incurables”.
“Nosotros seguiremos anunciando el Evangelio de la Vida con nuestra compasión y nuestra acción”, concluyeron.