Este domingo 11 de febrero el Papa Francisco canonizó a Mama Antula, la primera santa mujer de Argentina. Se trata de una aguerrida laica consagrada de espiritualidad ignaciana que hace 240 años escribió una carta en la que narró lo que hacía con el Divino Niño cuando los fieles se postraban a sus pies.
En el sitio web mamaantula.com, administrado por la Familia Antoniana, encargada de promover la devoción a la santa, se indica que Mama Antula nació en Santiago del Estero (Argentina) en 1730. En aquel tiempo este territorio y gran parte de Sudamérica eran parte del Virreinato español del Perú, donde también vivieron Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En su juventud, Mama Antula, que hablaba quechua, se metió de lleno en la evangelización de los indígenas guiada por la espiritualidad de San Ignacio de Loyola. No obstante, en 1767, los Jesuitas fueron expulsados de América.
Es así que en una especie de capilla en honor a San Francisco Solano (santo español que vivió en Perú), ella decidió continuar con la propagación de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. De esta manera recorrió diversos pueblos, promoviendo esta vivencia de fe que llevó a muchos a la conversión, a pesar de las dificultades políticas que encontró.
La Familia Antoniana señala que el 2 de febrero de 1784, hace 240 años, Mama Antula le escribió una carta a su amigo sacerdote, el P. Juárez, quien estaba exiliado en Roma.
En la misiva le consulta por el paradero de otros sacerdotes exiliados “y también le pide un Manuelito (Niño Dios en la cultura andina) similar al que pende de su cuello”.
Mama Antula le describió al sacerdote las características precisas de esta tierna imagen en la que Jesús niño está acostado sobre una cruz. “Esta postura o figura de mi Niño Dios ha sido la que más me ha robado la atención; y como el que tengo, rara vez lo desprendo de mi cuello”, refirió entonces la santa.
Luego Mama Antula hizo una confesión que muestra su humilde amor por Dios. “Siendo tierno el afecto que sacan las almas (los fieles) de los santos Ejercicios (Espirituales de San Igancio), quizá por ilusión del demonio, se me postran a los pies y yo, confundida de mi indignidad, los aparto de mí, dándoles a besar mi Niño Dios”.
Mama Antula le señaló al presbítero que esta imagen será para beneficio de las almas. Además, le pide la posibilidad de que sea tocada por algunas reliquias en Roma con la finalidad de besar la imagen del Niño y alabar su Santísimo Nombre. Finalmente le precisa que es para ser usada en el cuello.
La Familia Antoniana afirma que el P. Juárez le logró enviar la imagen del Niño Manuelito a Mama Antula. Por otro lado, el Papa Francisco, en su homilía de canonización de la santa, la describió como una madre “pacífica de corazón”, que iba siempre “armada” con “un pequeño crucifijo al cuello que llevaba prendida una imagen del Niño Jesús”.