El Dr. José María Simón Castellví, presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), publicó un artículo titulado La sexualidad es para los esposos, en el que expone las razones que están detrás de esta afirmación.
El especialista español precisa que su texto ha sido escrito siguiendo los consejos de dos consultores del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y considerando “las dificultades de todo orden” que tienen los casados ante la necesidad que tienen los esposos de recibir buenas orientaciones y directrices de los médicos; y ante la falta de una enseñanza moral adecuada en la preparación para el matrimonio cristiano.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El peligro de la pornografía
Sobre la posibilidad de ver pornografía en pareja en un matrimonio católico, el Dr. Simón Castellví recuerda el mensaje del Evangelio: “quien mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio en su corazón”.
“No siempre hay una frase tan contundente en la Escritura santa para responder a una duda”, resalta.
A veces, prosigue, “es necesario combinar varias frases o acudir al Magisterio. Aquí, es claro. No se puede ver pornografía para que los esposos se estimulen. No saldrá nada bueno de ello y además corren el riesgo de caer adictos y de faltarse al respeto uno al otro”.
El Catecismo de la Iglesia Católica precisa en el numeral 2354 que “la pornografía consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos sexuales, reales o simulados, para exhibirlos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual”.
La pornografía, continúa el Catecismo, también “atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio”.
“Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico”, concluye el numeral 2354.
La intimidad es algo bueno y querido por Dios
El Dr. Simón Castellví resalta luego que “la intimidad hombre-mujer es algo bueno, querido por Dios exclusivamente en el matrimonio. Es algo bello que trae hijos a la Tierra y al tiempo para que, más tarde, vayan al Cielo y a la eternidad. Une mucho a los esposos y también les ayuda legítimamente a sedar la concupiscencia”.
“El Creador ha dispuesto la perfecta complementariedad del varón con la mujer. Y en ella ha dispuesto que haya unos ciclos naturales de fertilidad y otros de no fertilidad. Es en la detección de estos ciclos, que toda mujer (y marido) debería conocer, en los que nos podemos basar para buscar o para espaciar un embarazo”, prosigue.
“Aunque se pueden aprender, por ejemplo estudiando el libro de los doctores Billings, es muy oportuno acudir a uno de los cursillos que ofrecen las organizaciones Pro Vida u otras”, añade.
La continencia y los actos lícitos en la sexualidad matrimonial
Sobre la continencia periódica, el especialista explica que es algo “consustancial con el matrimonio ya que siempre habrá motivos serios para evitar las relaciones sexuales: enfermedad, cansancio, viajes. Los esposos deben prepararse para la misma”.
Luego indicó que “los actos, posturas o actitudes, con luz o sin luz, con los que los esposos se dan afecto uno al otro son buenos de por sí”, pero precisó que “ciertamente hay que evitar actos contra la naturaleza”.
Para concluir, el presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas reitera que “la sexualidad es para el matrimonio. Quizá los occidentales deberían casarse mucho antes de lo que lo hacen. Creo que les iría mejor”.