Cada 3 de febrero es la fiesta del obispo San Blas, patrono de los laringólogos contra las enfermedades de la garganta. En este día, los sacerdotes pueden bendecir las gargantas de los fieles con una oración especial y dos velas cruzadas.

El médico San Blas fue Obispo de Sebaste, en Armenia. Se calcula que murió mártir en el año 316. De acuerdo a la web de santos corazones.org, administrado por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, el santo curaba milagrosamente a muchos enfermos y, según la leyenda, también a los animales que se le acercaban con dolencias.

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Cierto día una madre desesperada fue ante el obispo para pedirle que salve a su hijo (algunos sostienen que era una niña), el cual se estaba ahogando porque en su garganta se había atascado una espina de pescado.

Se dice que el santo hizo la señal de la cruz sobre la garganta del pequeño, luego pronunció una oración y el niño recuperó la salud. Esto habría dado origen al rito de bendición que hasta hoy se realiza en diversas parroquias.

La Diócesis Católica de Little Rock, en Arkansas (Estados Unidos), señala que “ya en el siglo IX en la Iglesia occidental, él era invocado como protector contra las enfermedades de la garganta, y en el siglo XV, la bendición del ritual de la garganta había comenzado”.

La Diócesis también indica que esta bendición se hace durante la Misa. Para ello es necesario unir dos velas benditas en forma de “X” con un listón rojo. Este color representa a la sangre de los mártires y la “X” de las velas a la cruz donde murió San Andrés.

Las velas unidas son colocadas sobre las gargantas de los fieles o enfermos y se pronuncia la siguiente oración:

“A través de la intercesión de San Blas, obispo y mártir, que Dios te libre de las dolencias de la garganta y de todo otro mal. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”.