El Vaticano ha presentado este viernes 2 de febrero los detalles de la que será la primera Jornada Mundial de los Niños, que tendrá lugar en Roma y a nivel mundial los días 25 y 26 de mayo de 2024 como deseo del Papa Francisco.
Son varias las ocasiones en las que el Papa Francisco ha expresado su afecto por los más pequeños y la inocencia que desprenden. Prueba de ello es la instauración de una jornada dedicada solamente a ellos, anunciada el pasado 8 de diciembre durante el Ángelus dominical.
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En la rueda informativa de esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, participó el Cardenal Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, quien indicó que la jornada se celebrará “a un nivel universal con sede en Roma y el Vaticano, donde confluirán varias delegaciones nacionales, pero también a nivel diocesano, dejando la organización a las iglesias locales”.
El título de esta festividad será “Yo hago nuevas todas las cosas”, una invitación — según precisó el purpurado — “a volverse como niños, ágiles al acoger las novedades suscitadas por el Espíritu de Cristo”.
Para el cardenal, “una de las características extraordinarias de los niños es su disruptiva novedad”, por ello indicó que “su propio nacimiento ya es un evento, llega a una nueva vida una nueva persona, una nueva presencia tan intensa que renueva la identidad de la gente que le rodea”.
Señaló asimismo que, “el Papa desea encontrar a los niños y niñas para escuchar el Evangelio que brota de ellos en la estación inicial de la vida”.
Además, en la rueda de prensa también se dio a conocer el logo de esta fecha señalada, compuesta por una imagen que representa coloridas huellas de las manos de los niños, que recuerdan a los típicos dibujos de cuando los más pequeños aprenden a expresarse.
Los distintos colores representan también “la multiplicidad de culturas que confluyen en una unidad que acoge y valora las diferencias”.
También puede apreciarse una línea gráfica minimalista que representa el perfil estilizado de la Cúpula de San Pedro, con la cruz y la linterna.
“La cúpula que abraza, acoge y protege a los más pequeños” y la linterna es una metáfora de “los cristianos portadores de luz”. Por su parte, la cruz aparece como símbolo de la pasión y resurrección del Hijo de Dios, que se hizo hombre por nosotros.