Con ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra este viernes 2 de febrero, la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma acogió en la tarde del jueves la “Vigilia de la luz”, una ceremonia en la que participaron numerosos consagrados y que fue presidida por el Arzobispo de Madrid (España), el Cardenal José Cobo Cano.
Varios grupos de diferentes congregaciones, procedentes sobre todo de España, se encuentran en Roma para participar en esta Vigilia y también para asistir a la Misa que el Papa Francisco celebrará esta tarde en la Basílica de San Pedro.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Por su parte, el Cardenal Cobo ha viajado hasta Roma para acompañar a los más de 80 seminaristas de la capital española que serán recibidos en audiencia privada por el Santo Padre el sábado 3 de febrero y para tomar posesión de su título cardenalicio, el próximo domingo 4 de febrero, en el templo de los españoles en la Ciudad Eterna.
“La falta de vocaciones es porque no se conoce la vida religiosa”
Alejandro, religioso de Barcelona (España) de 24 años y estudiante de filosofía en Roma, remarcó en conversación con ACI Prensa la importancia de que se celebre la Jornada de la Vida Consagrada.
“Es un momento para darnos a conocer, que la gente conozca la vida religiosa. La falta de vocaciones es muchas veces porque no se conoce lo que hacemos, nuestra vida”, señaló.
Contó además que desde bien pequeño supo que el Señor le llamaba a la vida religiosa: “yo tenía 7 años, como el niño que quiere ser astronauta, yo quería ser sacerdote”.
Para Alejandro, lo esencial que debe tener un sacerdote es “un corazón generoso, abierto al Señor para decir ‘sí’ a todo lo que pida”.
“Dar visibilidad a la vida escondida de entrega desinteresada”
La Madre Paloma, miembro del gobierno general de la Congregación Madres Desamparados y San José de la Montaña, explicó a ACI Prensa que han viajado hasta Roma “para aprovechar el día de la vida consagrada y presentarnos a los pies de Pedro”.
“Creo que hay que dar visibilidad a la obra social de los consagrados, el testimonio de una vida a veces tan escondida de servicio, de oración, de entrega desinteresada, y creo que tiene que tener un día muy especial como es este, el día de la Candelaria. Es una ocasión para dar más visibilidad a tanta buena labor que se hace en la Iglesia”, expresó.
En este sentido, remarcó la importancia de la “autenticidad”, de no tener miedo a mostrar lo que son y de salir a buscar a la gente para ayudar así a que aumenten las vocaciones a la vida consagrada.
¿Qué es la vocación?
El P. Miguel Silvestre, de la Obra de la Iglesia, explicó que la vocación significa una sola palabra: llamada.
Señaló que “Dios que nos llama a vivir de Él, a unos al matrimonio, a otros a la vida consagrada. Y yo sentí esa llamada, esa vocación a vivir sólo para Dios, a entregarme por completo a Él”.
“La vocación es, en ese sentido, una entrega a la vida consagrada, una entrega total. Por eso a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia, todo nuestro ser, nuestro corazón, todos nuestros deseos, nuestra mirada y nuestros afectos son para Dios y para siempre”, expresó.
“Jesús es lo mejor que nos puede pasar en la vida”
La Hermana Paz, de Pamplona (Navarra, España), pertenece a las Siervas de María Ministras de los enfermos y lleva dos años viviendo en Roma.
La religiosa aseguró que esta jornada “la vivimos en actitud de agradecimiento por el don de la vida consagrada”.
“Este día sirve para agradecer al Señor su elección y su llamada, y sobre todo su fidelidad para con nosotras en todo momento”, señaló.
Para aquellos que están dudando si el Señor les llama, la hermana les aconsejó “no tener miedo”, ya que “Jesús es lo mejor que nos puede pasar en la vida. Hay muchos problemas, pero la esperanza es siempre mayor”.
“La Iglesia no se entiende sin los consagrados”
Mons. Jose Jaime Brosel, Rector de la Iglesia Nacional Española en Roma, señaló que la “Vigilia de la Luz” es “un momento de encuentro y oración, entre los religiosos de lengua española y oración con ellos y por ellos” realizado especialmente para “agradecer a Dios el regalo y el don de la vida consagrada”.
En declaraciones a ACI Prensa, destacó que este “es un momento de acción de gracias” para descubrir también “la riqueza y lo que supone la construcción entre todos y cada uno en su lugar, del Reino de Cristo”.
Para Mons. Brosel, “la Jornada de la Vida Consagrada son 365 días al año, pero esta es una manera de resaltar no solo lo que hacen, sino lo que son para la vida de la iglesia y del mundo”.
Aseguró que “si no existieran (los consagrados), habría que inventarlos” y afirmó que “la Iglesia no se entiende sin los consagrados en sus diferentes manifestaciones. Es una riqueza, un don, un soplo del Espíritu”.
“El futuro de la Iglesia está en el Evangelio”
Durante la reflexión de varios pasajes del Evangelio que se leyeron durante esta Vigilia, el Cardenal José Cobo destacó que solamente “una mirada con ojos de pobre es capaz de reconocer a Dios”.
“El futuro no va a ser con grandes medios, el futuro de la iglesia lo tenemos en el Evangelio, que es la fuerza de los pobres. La fuerza aparece en la debilidad”, señaló.
El Arzobispo de Madrid invitó a los consagrados a dejar que Dios “sea el piloto, y no el copiloto de nuestras vidas” y precisó que “hay que estar al pie del cañón”, ya que “no sólo nos jugamos nuestra salvación, sino la de toda la Iglesia”.
“Necesitamos que ayudéis a la Iglesia a descubrir dónde están las semillas, no la solución a los problemas”, afirmó.
También destacó que la “clave está en el servicio”, que es además “el aliento contra el enfado y las quejas”. “Servir esperando que Dios en algún momento cumplirá la promesa a su pueblo”.
“La luz de la vida consagrada invita a servir a pesar de los quiebros de la vida y de los momentos de oscuridad. Hay que arriesgar y contar a otros la belleza de vuestra vida. No repliegues, anunciad lo que Dios está haciendo con vosotros, así seremos peregrinos del futuro”, concluyó el purpurado.