La Oficina de Prensa del Vaticano informó que este 31 de enero ha sido consagrado en China un nuevo obispo, el tercero en una semana, como parte del acuerdo provisional firmado por la Santa Sede y el gobierno asiático en 2018.
El acuerdo fue renovado en 2020 y 2022, pero su contenido no se ha hecho público.
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“Hoy, miércoles 31 de enero de 2024, tuvo lugar la ordenación episcopal del Rev. Pietro Wu Yishun, que el Santo Padre, en el marco del acuerdo provisional entre la Santa Sede y la República Popular China, ha nombrado, el 16 de diciembre de 2023, Obispo de la Prefectura Apostólica de Shaowu (Minbei), en la provincia china de Fujian”, señala el comunicado.
Mons. Pietro Wu Yishun nació el 7 de diciembre de 1964. Entre 1985 y 1992 estudió Filosofía y Teología en el Seminario de Sheshan, en Shanghai.
Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1992 para la Diócesis de Xiamen. Fue enviado a Minbei, donde sirvió como párroco de Nanping y responsable de las prefecturas apostólicas de Shaowu y Jian’ou.
Según el sitio web del gobierno para la Iglesia Católica en China, chinacatholic.cn, la consagración de este miércoles fue presidida por el Arzobispo de Pekín y presidente de la Asociación Patriótica China —controlada por el gobierno— Mons. Giuseppe Li Shan. Los otros consagrantes fueron Mons. Zhan Silu, Obispo de Mindong y subsecretario general de la Conferencia Episcopal Católica China; Mons. Cai Bingrui, Obispo de Xiamen y subsecretario general de la Asociación Patriótica Católica China; y Mons. Jin Yangke, Obispo de Ningbo.
Asistieron a la Misa de ordenación unos 80 sacerdotes de varias diócesis del país, así como más de 360 personas entre religiosas y representantes laicos.
Esta ordenación se suma a las dos llevadas a cabo el 25 y el 29 de enero, cuando fueron consagrados Mons. Thaddeus Wang Yuesheng, Obispo de Zhengzhou, en la provincia de Henan (China), una diócesis estuvo vacante durante 70 años; y Mons. Anthony Sun Wenjun, Obispo de la nueva Diócesis de Weifang en la provincia de Shandong; respectivamente.
En opinión de Andrea Gagliarducci, vaticanista de ACI Stampa —agencia en italiano del Grupo ACI— “las nuevas ordenaciones no cambian la situación crítica que vive la Iglesia Católica en China, donde quedan aún 73 sedes vacantes”, es decir, que existen todavía 73 jurisdicciones o diócesis sin obispo.
En septiembre de 2018, cuando se anunció la firma del acuerdo entre el Vaticano y China, se indicó que una de las medidas aceptadas por el Papa Francisco fue readmitir a la plena comunión a siete obispos que fueron nombrados sin su aprobación, teniendo como objetivo la “plena comunión de todos los católicos chinos”.
Durante décadas, los obispos “clandestinos” o fieles a Roma han sufrido la persecución por parte del régimen, lo cual no ha cesado pese a la firma del acuerdo.
¿Estas 3 últimas ordenaciones significan que el acuerdo finalmente funciona?
Para Gagliarducci, estas ordenaciones son “un signo de la voluntad china de seguir adelante con el acuerdo, mostrando una apertura hacia la Santa Sede que se había materializado cuando la delegación que acude cada año a China para un encuentro personal sobre cuestiones sino-vaticanas —encabezada por el Arzobispo Claudio Maria Celli— fue recibida en Pekín a finales del año pasado y pudo desplazarse después a varias diócesis, mostrando una buena voluntad sin precedentes por parte de las autoridades chinas”.
Sin embargo, precisó el vaticanista, esta “buena voluntad chocó con lo sucedido en los meses anteriores, cuando el Papa Francisco en persona había tenido que rectificar la irregularidad del nombramiento unilateral del obispo de Shanghái por parte del gobierno de Pekín, nombrando a su vez a Mons. Shen Bin, Obispo de Haimen, al frente de la diócesis que hasta entonces había tenido a un obispo bajo arresto domiciliario desde el día de su ordenación, incapaz de servir a su pueblo y que, sin embargo, permanecía en el cargo como señal de que la Santa Sede no tenía intención de conceder nada respecto a un acto tan claramente injusto”.
“Ante la decisión unilateral del gobierno de Pekín, que obvió que Shen Bin había sido ordenado obispo en 2007 con la doble aprobación de China y la Santa Sede, y que se trataba de un traslado, el Papa Francisco decidió sanar el conflicto buscando nuevas vías de diálogo”, agregó.
En efecto, el 15 de julio de 2023, la Santa Sede informó acerca de la decisión del Papa de nombrar Obispo de Shanghái (China) a Mons. Joseph Shen Bin, quien ya había asumido el cargo en abril por decisión del Consejo de Obispos Chinos, sin previa aprobación del Vaticano.
Gagliarducci explica además que, en 1949, la Iglesia Católica en China contaba con 20 arquidiócesis, 96 diócesis (incluidas Macao, Hong Kong, Baotou y Bameng), 29 prefecturas apostólicas y 2 administraciones eclesiásticas.
En su lugar, las autoridades chinas crearon una distribución con 104 diócesis (excluidas Macao y Hong Kong) delimitadas según los límites de la administración civil y excluyendo las distinciones eclesiales. En ese marco funciona el acuerdo entre China y el Vaticano.
Para concluir, el vaticanista italiano comenta que “la Santa Sede tendrá que encontrar un difícil equilibrio, dividido entre el deseo de reponer el episcopado chino y tener obispos en comunión con Roma y, por otra parte, ser utilizada para encubrir violaciones de la libertad religiosa y no ser molestada en caso de que Pekín decida atacar Taiwán, como ha anunciado (el presidente) Xi Jinping”.
“Cabe recordar que la Santa Sede tiene una nunciatura de China a Taipéi, y que es uno de los 12 estados del mundo que reconocen la soberanía de Taiwán, el único europeo”, concluye.