El Obispo de Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla, participó el pasado fin de semana en la Misa tradicional -sin presidirla- que ha autorizado a celebrar una vez al mes en la Basílica de Santa María y ofreció las claves de su valor como “faro” para iluminar el rito ordinario.
Durante la homilía, el Prelado expuso su interpretación sobre los dos beneficios que Benedicto XVI habría querido asegurar a la Iglesia al promulgar el motu proprio Summorum pontificum sobre las condiciones para la celebración de la Eucaristía según el rito previo al Concilio Vaticano II.
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A su entender, el Papa alemán pretendía poner énfasis en la “continuidad, en contraposición con una clave de discontinuidad con la que se había recibido el Concilio Vaticano II” en muchos ambientes dentro y fuera de la Iglesia Católica.
Dimensión sacrificial de la Eucaristía
Mons. Munilla apunta además a que Benedicto XVI quería “subrayar la dimensión sacrificial de la Santa Misa”, no porque en el Novus Ordo no esté presente, sino porque en su implementación, “con frecuencia parecía que la Eucaristía tenía una dimensión convivencial en torno al altar de quienes allí se se reúnen olvidando la dimensión clave y central que es la del ofrecimiento del sacrificio de Cristo al Padre por la salvación del mundo”, destacó.
En este sentido, el Prelado insistió en que “la esencia de la Santa Misa es que cada vez que celebramos la Eucaristía vuelve de nuevo a renovarse, aunque de forma incruenta, el sacrificio de Cristo” cuestión que “incluso en determinadas Facultades de Teología”, fue “olvidada cuando no negada explícitamente”.
Riesgos de la celebración semanal de la Misa Tradicional
En referencia al motu proprio Traditionis custodes promulgado por el Papa Francisco en 2021, el Obispo detalló que “regulaba de una manera más restrictiva la celebración de la Misa tradicional y en buena medida dejaba en manos de los Obispos el discernimiento de cómo hacerlo”.
Así, se dispuso a explicar las decisiones que ha tomado al respecto en la Diócesis de Orihuela-Alicante, donde ha permitido la celebración mensual de la Eucaristía según el rito tradicional desde hace un año.
Aunque reconoció que algunos fieles le habían pedido una mayor frecuencia, el Prelado dio razones por las que considera prudente que no se celebre todos los domingos: “Esto no facilitaría vuestra integración en vuestras comunidades parroquiales y la gran aportación que todos vosotros estáis llamados a hacer”, expresó.
A esto añadió que si, en una misma parroquia se celebraran ambos ritos a la vez cada semana “eso no facilitaría la unión y la comunión entre todos los católicos, porque la celebración litúrgica es fuente y expresión de la comunión de la Iglesia”.
Además, espaciar la celebración del Rito extraordinario “también nos preserva de posibles errores que se pueden introducir en algunos fieles, como pensar que un rito tuviese más valor que otro”, añadió.
La Misa tradicional no es una alternativa al rito ordinario
Como conclusión, el Prelado expresó que “la celebración del Vetus Ordo, del rito extraordinario, de la Misa tradicional, no es tanto una alternativa al rito ordinario, sino una ayuda, un faro, si me permitís esa expresión, para ayudarnos a entender bien y a celebrar el rito ordinario”.
“Que exista esta celebración nos debe de ayudar a todos. No es cuestión de sensibilidades”, añadió Mons. Munilla que animó a los presentes “a caminar en la comunión de la Iglesia diocesana”.
Qué es la Misa tradicional
La Misa tradicional, tridentina, de San Pío V o Vetus Ordo es la forma de celebración de la Eucaristía que se realiza según el Misal Romano de 1570, reformado en 1962 por San Juan XXIII. Para esta celebración se usa el latín, lengua oficial de la Iglesia Católica, y tanto el celebrante como la asamblea se colocan mirando hacia el altar.
Tras el Concilio Vaticano II, en 1970, el Papa Pablo VI promulgó un nuevo Misal Romano que es el que se usa de forma mayoritaria en la Iglesia Católica de rito latino. Desde entonces, se usa la lengua propia de cada nación y el sacerdote se coloca frente a la asamblea.
Con el motu proprio de Benedicto XVI, Summorum pontificum, se dieron pautas para mantener la celebración de la Eucaristía según el rito tridentino, considerado como forma extraordinaria, respecto a la postconciliar, entendida como rito ordinario.
En 2021, el Papa Francisco, mediante Traditionis custodes, estableció restricciones a la celebración eucarística según el Vetus Ordo, al considerar que en muchas ocasiones, el uso de esta forma extraordinaria está inspirada “por un rechazo no solo a la reforma litúrgica, sino al mismo Concilio Vaticano II, afirmando, con afirmaciones infundadas e insostenibles, que traicionó la Tradición y la ‘verdadera Iglesia’”.
El Papa Francisco determinó en 2023, entre otras medidas, que sólo el Vaticano podrá conceder "la licencia a los sacerdotes ordenados después de la publicación del motu proprio Traditionis custodes para celebrar con el Missale Romanum de 1962".
La Misa tradicional en España
Según el sitio web La Misa de siempre, en España se celebran Eucaristías según el rito extraordinario en iglesias de 30 diócesis, de forma semanal, quincenal o mensual. En ocasiones, la celebración es irregular y queda condicionada por la disponibilidad del celebrante, como sucede en la Diócesis de Huelva.
Respecto de los templos, estas celebraciones tienen lugar de forma indistinta en la Catedral, en monasterios de vida contemplativa o en capillas de adoración perpetua. Dado que son escasos los sacerdotes que dominan el latín, sucede que en ocasiones el lugar de celebración dentro de la misma diócesis cambia hasta de ciudad en función del destino pastoral del presbítero. Así sucedió en la Archidiócesis de Oviedo.
Entre los celebrantes hay sacerdotes diocesanos, pero también miembros de instituciones religiosas como el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, presente en varias diócesis españolas.