El Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario del Valle Moronta, precisó que si bien a la Iglesia no le corresponde poner o cambiar gobiernos, sí le toca iluminar las acciones de los creyentes en su tarea de construir un nuevo país.
"A la jerarquía eclesiástica y sus instituciones no le toca poner o cambiar gobiernos, sino, por el contrario, iluminar la acción de los creyentes y hombres de buena voluntad en su tarea de construir y guiar a los miembros de una sociedad", precisó el Obispo al participar en el evento "Construcción de Bases Ciudadanas para una Acción Política Compartida", que se llevó a cabo en la Universidad Católica del Táchira.
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Mons. Moronta explicó que "la Iglesia está al lado del ser humano, sin excepción. Si la Iglesia, particularmente la jerarquía, toma partido por alguna opción, ya no podrá promover la reconciliación. Las simpatías personales de los pastores no pueden ponerse en primer lugar; lo que debe estar en ese puesto es el amor o la caridad pastoral".
El Prelado también señaló que en la actual coyuntura política nacional "cada grupo quiere que la Iglesia diga lo que más le conviene”.
Al respecto, aclaró que “cuando la Iglesia emite sus documentos o expresa sus opiniones lo debe hacer con sentido evangélico, pero también desde su pertenencia a un pueblo de quien es eminentemente servidora".
Mons. Moronta también recordó que “la fractura que vivimos hoy es consecuencia de un deterioro social, cultural, económico y, sobre todo, moral, que tiene sus orígenes décadas atrás".
Por eso, indicó que los venezolanos "no podremos reconciliarnos si no estamos dispuestos a ir a las causas para poder enfrentarlas y resolverlas, sin dejar a un lado toda acción actual que implique esa misma reconciliación. Si no damos ese paso, lograremos quizás algunos acuerdos de cierta convivencia y hasta de gobernabilidad; pero al fin y al cabo resultarían sumamente débiles y podrían producir mayores frustraciones".
Para el Obispo, es urgente “tender puentes entre todos los niveles de la sociedad” y promover un proceso de reconciliación que valorice a la persona humana.
Al respecto, destacó que la reconciliación debe ir acompañada del perdón, que supone no impunidad, sino arriesgarse a ayudar al otro que ha cometido una falta a convertirse y cambiar".