La acción diplomática de la Orden de Malta es, antes que humanitaria, una acción religiosa, lo ha reiterado el Papa Francisco durante la reunión que mantuvo este sábado 27 de enero con los embajadores de esta organización católica.
Los embajadores de la Orden de Malta han llevado a cabo durante los últimos tres días reuniones en la que abordaron, junto con expertos, los retos geopolíticos globales.
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La Orden de Malta tiene relaciones diplomáticas con 113 países del mundo y 37 misiones ante organizaciones internacionales, y el objetivo, anunciado por el Gran Maestre Frey John Dunlap al inicio de la conferencia, es ampliar la red diplomática y reforzar la presencia en la Naciones Unidas.
Se trata de un objetivo ambicioso que busca superar las cuestiones sobre la soberanía misma de la Orden que surgieron durante el proceso de reforma y luego del "desgarro" del Papa Francisco, y que quiere darle una nueva perspectiva, manteniendo ante todo su carácter de congregación religiosa.
En ese sentido, en su discurso, el Pontífice ha recordado que el objetivo de la Orden de Malta es “promover la gloria de Dios y la santificación de los miembros a través de la tuitio fidei y el obsequium pauperum”.
El Papa destaca que los caballeros de la Orden llamen a las personas asistidas “señores pobres”, y subraya que “así como María en Betania mostró su obsequium hacia el Señor, que de rico se hizo pobre por nosotros, así también nosotros, sus discípulos, estamos llamados a seguir reverenciándolo en los pobres”, y estamos obligados a hacerlo “con amor y humildad, sin retórica ni ostentación”.
En efecto, después del gesto de María, Jesús afirma que dondequiera que se anuncie el Evangelio, se recordará el gesto de María, combinando así “la predicación del Evangelio y el elogio del servicio a los pobres”, porque "tuitio fidei y obsequium papuperum no se pueden separar”, y “cuando nos acercamos a los más pequeños, a los enfermos, a los afligidos, recordamos que lo que hacemos es signo de la compasión y la ternura de Jesús”.
Por este motivo, sostiene el Papa Francisco, la labor de la Orden de Malta “no es sólo humanitaria, como aquella meritoria de muchas instituciones”, sino que es más bien “una acción religiosa, que da gloria a Dios al servir a los más débiles y da testimonio de la predilección del Señor del mundo”.
Esta es la perspectiva según la cual se debe considerar la “actividad diplomática”, que es “la actividad de una Orden religiosa: si no tuviera el objetivo de testimoniar el amor de Dios por los necesitados, no tendría sentido que sea desarrollado por una orden religiosa."
El Papa Francisco explica que “no hay dos realidades diferentes, la de la Soberana Orden Militar de Malta, organismo internacional responsable de las obras caritativas y asistenciales, y la del instituto religioso; no es posible distinguir claramente entre el Gran Maestre como Soberano de la Orden, de la que derivan las prerrogativas y títulos soberanos, y el Gran Maestre como Superior religioso".
El Papa recuerda que la Orden ha adquirido un estatus internacional “debido a circunstancias históricas peculiares”, que ha añadido otros deberes en el contexto internacional a los deberes y derechos habituales del Gran Maestre, pero se trata de una soberanía funcional a la tuitio fidei y el obsequium pauperum.
El Papa Francisco, para sustentar su argumento, se remitió a la sentencia del Tribunal Cardenalicio instituido por el Papa Pío XII, que subrayó que la Orden de Malta es “una orden religiosa, aprobada por la Santa Sede” y que “la calidad Orden soberana de la Institución es funcional, es decir, encaminada a asegurar la consecución de los fines de la propia Orden y su desarrollo en el mundo”, para lo cual depende de la Santa Sede.
En definitiva, la Orden —explica el Papa Francisco— es relevante en el contexto internacional “como instrumento de acción apostólica, con su subordinación, en cuanto Orden religiosa, a la Santa Sede, y su obediencia al Papa como supremo superior de todos las órdenes religiosas”.
Por este motivo, añade el Papa, “es importante que entre el representante diplomático de la Orden y el legado pontificio del lugar se establezca una relación de fructífera colaboración, en una acción conjunta por el bien de la Iglesia y de la sociedad”.
En efecto, agrega el Papa Francisco, respondiendo indirectamente a las dudas y preguntas que surgieron durante al momento de su intervención en la constitución, subrayó que “el vínculo de la Orden con el Papa no es una limitación de su libertad, sino una custodia, que es expresado en la preocupación de Pedro por procurarle el mayor bien, como sucedió más de una vez, también con intervenciones directas en momentos de dificultad”.
En resumen, para el Papa “la dependencia de la Orden de Malta de la Santa Sede no disminuye la importancia de sus representaciones diplomáticas, sino que permite comprender aún más plenamente su significado, en cuanto canales de la actividad apostólico-caritativa de la Orden, abiertos y generosos, especialmente allí donde hay mayor necesidad".
El Papa Francisco aprecia que se hable de “diplomacia humanitaria”, y señala que “el representante diplomático es portador del carisma de la Orden, por lo que se siente llamado a desempeñar su tarea como una misión eclesial”.
El Santo Padre asegura que “este carácter peculiar”, lejos de “disminuir su importancia, es un testimonio precioso, un signo elocuente también para las demás embajadas, para que su actividad se dirija también al bien concreto de los pueblos y tenga en alta consideración a los más débiles”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI Stampa.