En el marco del Triduo a Santo Tomás de Aquino, cuya fiesta es el 28 de enero, les compartimos una importante enseñanza de este gran Doctor de la Iglesia sobre cómo vencer el pecado con cuatro pasos.
Los sermones catequéticos de Santo Tomás de Aquino, agrupados en el llamado Catecismo Tomista, abordan con profundidad las verdades de fe contenidas en el Credo, el Padrenuestro, el Ave María, los mandamientos y los sacramentos.
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Al hablar del décimo mandamiento “No desearás la mujer de tu prójimo”, el santo indica que “para evitar el pecado, mucho hay que esforzarse, porque tiene dentro las raíces, y el enemigo de casa es el más difícil de vencer”. Luego describe 4 maneras para derrotarlo.
El primer paso, según Santo Tomás, es “huyendo de las ocasiones externas”. Esto quiere decir alejarse de las malas compañías y de todo lo que lleve a pecar.
La segunda manera consiste en evitar pensamientos que puedan hacer “que la concupiscencia despierte”. Para comprender mejor este término, la Real Academia de la Lengua (RAE) describe a la concupiscencia como el “deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos”.
Para frenarla, Santo Tomás propone “la mortificación de la carne” y añade la cita bíblica que dice: "Castigo mi cuerpo y lo someto a esclavitud" (1 Cor 9,27).
En la actualidad, el Código de Derecho Canónico manda el ayuno y la abstinencia en Cuaresma, así como el evitar comer carne todos los viernes, salvo que coincidan con alguna solemnidad.
El Doctor de la Iglesia precisa que el tercer paso contra el pecado es la oración. “Entre la carne y el espíritu existe una guerra constante; si quieres que el espíritu venza, has de prestarle tu auxilio, lo cual se lleva a cabo por medio de la oración, en tanto que a la carne se lo retirarás, cosa que se consigue con el ayuno, pues el ayuno debilita la carne”, enfatiza.
Finalmente, como cuarto paso, el también llamado Doctor Angélico anima a mantenerse ocupado en “tareas lícitas”, evitando la ociosidad.
Para profundizar esto, Santo Tomás concluye con algunas frases célebres de San Jerónimo, quien decía: “Aficiónate al estudio de las Escrituras y no amarás las tendencias de la carne”.