Durante una audiencia esta mañana en el Vaticano, de nuevo el Papa Francisco no pudo leer su discurso debido a dificultades respiratorias por un resfriado que, aseguró, “todavía no se va”.
“Tengo un largo discurso que leer, pero mi respiración es un poco dificultosa; ¡ya ven, todavía este resfriado que no se va!”, dijo el Papa Francisco a la Delegación de la Federación Internacional de Universidades Católicas reunida este 19 de enero en el Vaticano.
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Antes de entregar el texto debido a sus problemas de salud, el Santo Padre agradeció a la universidades católicas por su trabajo para “sembrar la ciencia, la Palabra de Dios y el verdadero humanismo”.
Hace una semana, durante una audiencia en el Vaticano, el Papa Francisco anunció que padecía “un poco de bronquitis” y también se vio obligado a entregar su discurso, y no pudo leerlo en voz alta como suele hacer habitualmente.
“Me gustaría leer todo el discurso pero tengo un problema, tengo un poco de bronquitis y no puedo hablar bien”, expresó en esa ocasión.
Sin embargo, en su aparición en el programa televisivo Che tempo che fa, en la noche del pasado domingo 14 de enero, el Papa Francisco contestó sin problema a todas las preguntas del periodista.
También parecía gozar de buena salud durante la Audiencia General de este miércoles 17 de enero, en la que pudo leer la catequesis sin aparente dificultad para respirar.
En la universidad debe notarse “una búsqueda común de la verdad”
En el texto entregado esta mañana, el Papa Francisco instó a los miembros de la Universidades Católicas a “trabajar en red” y a “desarrollar una colaboración aún más eficaz y operativa”.
Para el Santo Padre, la universidad católica “no puede más que ser expresión de aquel amor que anima cada acción de la Iglesia, es decir, el amor de Dios por la persona humana”.
“En un tiempo en el cual incluso la educación está volviéndose un negocio, y grandes fondos financieros sin rostro invierten en las escuelas y en las universidades como si fuese la bolsa de valores, las instituciones de la Iglesia deben demostrar que tienen una naturaleza diferente y que se mueven de acuerdo a otra lógica”, aseveró.
Resaltó, además, que “un proyecto educativo no se basa solo en un programa perfecto, ni en un equipamiento eficiente, ni en una buena gestión corporativa”.
“En la universidad debe palpitar una pasión más grande, se debe notar una búsqueda común de la verdad, un horizonte de sentido, y todo esto vivido en una comunidad de conocimiento donde la generosidad del amor, por así decirlo, es palpable”.
En esta línea, destacó que “no podemos confiar la gestión de nuestras universidades al miedo”, y lamentó que “desafortunadamente esto sucede más frecuentemente de lo que se piensa”. Para el Papa Francisco, “el miedo devora el alma”.
“No permitan que una universidad católica se limite a replicar los muros típicos de la sociedad en la que vivimos: aquellos de la desigualdad, de la deshumanización, de la intolerancia y de la indiferencia, de tantos modelos que miran a reforzar el individualismo y no invierten en la fraternidad”.
El Santo Padre también les pidió ayudar a la Iglesia, “a iluminar las más profundas aspiraciones humanas con las razones de la inteligencia y las razones de la esperanza” y “a dialogar sin miedo sobre los grandes planteamientos contemporáneos”.