Los obispos católicos de la frontera de México y Estados Unidos emitieron un llamado conjunto este 10 de enero, instando a los gobiernos de ambos países a implementar acciones concretas para mejorar la situación de los migrantes y sus familias.
En su declaración conjunta, los prelados han propuesto una serie de medidas, que incluyen “incrementar y simplificar la concesión de visados, y adoptar programas de patrocinio privado y comunitario”. También animan a “abrir corredores humanitarios seguros y legales para los migrantes y refugiados más vulnerables”.
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Además pidieron a las autoridades “ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso” para las personas en tránsito en cualquiera de ambos países. Para los menores de edad, demandaron “acceso regular a la educación y prever programas de custodia temporal o de acogida”.
Sobre el tema económico, solicitaron dar a los migrantes “libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar” y “ofrecer la posibilidad de participar en una economía que les permita promover la inserción social”.
De la misma forma, subrayan la importancia de garantizar “asistencia consular, el acceso equitativo a la justicia y la libertad religiosa” y “velar por el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad”.
Entre otras cosas, pidieron “favorecer la reagrupación familiar” y “preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos”.
Los obispos mexicanos firmantes son: Mons. Eugenio Andrés Lira Rigarcía, Obispo de Matamoros; Mons. José Guadalupe Torres Campos, Obispo de Ciudad Juárez; Mons. Alonso Gerardo Garza Treviño, Obispo de Piedras Negras; Mons. Hilario González García, Obispo de Saltillo; y Mons. Juan Carlos Arcq Guzmán, Obispo Auxiliar de Monterrey.
Los obispos de Estados Unidos que firmaron el comunicado son Mons. Gustavo García-Siller, Arzobispo de San Antonio; Mons. Michael Boullette, Obispo Auxiliar de San Antonio; Mons. Gary Janak, Obispo Auxiliar de San Antonio; Mons. Mark Seitz, Obispo de El Paso; Mons. Michael Sis, Obispo de San Angelo; Mons. Jaime Tamayo, Obispo de Laredo; Mons. Daniel E. Flores, Obispo de Brownsville; y Mons. Mario A. Avilés, Obispo Auxiliar de Brownsville.
En su comunicado, los obispos manifestaron su preocupación por las “políticas migratorias implementadas por el gobierno de Estados Unidos y la política de detención y contención en México”.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ha negado en diferentes ocasiones que su par de Estados Unidos, Joe Biden, le haya pedido endurecer los controles migratorios.
No obstante, los prelados consideran que las políticas migratorias implementadas han provocado “incertidumbre, rechazo, persecución y violación de sus derechos humanos, exponiéndolos a caer en manos de las organizaciones criminales para poder llegar a su destino”.
La Organización Internacional para las Migraciones considera la frontera entre Estados Unidos y México como “la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo”, con un registro de 686 migrantes fallecidos o desaparecidos a lo largo de esa línea divisoria en 2022.
La militarización de las fronteras también ha sido objeto de críticas por los obispos, quienes señalaron “abusos de autoridad, detenciones arbitrarias y separación de familias” por esta situación.
Asimismo, aclararon que la “Iglesia no aboga por fronteras abiertas, sino por leyes que respeten los derechos humanos básicos”.
“Los gobiernos deben crear leyes que incluyan tanto una frontera segura como una política de inmigración humana. No fomentamos la migración ilegal o indocumentada, sino que abogamos por vías legales para la migración”, dijeron.
Los obispos también se comprometieron a “fortalecer el diálogo permanente”, apoyar a sus respectivas conferencias episcopales “a crecer en la solidaridad entre diócesis hermanas”, y a “fomentar una mayor colaboración interconfesional”.