Un libro que el hoy Cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández publicó en México en 1998, bajo el título La Pasión Mística. Espiritualidad y sensualidad, ha reaparecido este lunes 8 de enero de 2024.
El libro fue encontrado por un blog argentino y ha sido replicado por otros medios de información.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Como ocurrió en el caso de Sáname con tu boca. El arte de besar, publicado por el entonces P. Víctor Fernández en 1995 en Argentina, La Pasión Mística no se encuentra en el listado de obras que difundió la Oficina de Prensa del Vaticano el 1 de julio de 2023, cuando se oficializó su nombramiento como nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
El texto de este artículo puede herir la sensibilidad del lector.
Controversiales mensajes sobre el amor y la sexualidad
La Pasión Mística. Espiritualidad y sensualidad consta de nueve capítulos: “El fuego del amor divino”, “Un pozo de pasión sublime”, “Una loca historia de amor”, “La pasión mística”, “Hasta el fin”, “Hermosa mía, ven”, “Orgasmo masculino y femenino”, “El camino hacia el orgasmo” y “Dios en el orgasmo de la pareja”.
La portada del libro presenta la pintura El rapto de Psique, obra del francés William-Adolphe Bouguereau, que muestra a los dioses griegos Eros y Psique abrazados y desnudos cubiertos apenas con un manto morado.
En la presentación del libro se puede leer: “Esta obra es una invitación a un mundo de amor apasionado que se esconde en lo más profundo de nuestro ser”.
“Aquí se nos invita a caminar con los hombres y mujeres más pasionales de la historia por los sublimes senderos de la unión mística, hasta llegar a un punto en el que nos parece rozar lo imposible. Atrevámonos a vivir esta aventura”, se añade.
Los 3 capítulos más controversiales
Los tres últimos capítulos del libro son posiblemente los que tienen contenido más controversial.
En el capítulo 7, “Orgasmo masculino y femenino”, Fernández presenta su análisis de “cómo viven el orgasmo el varón y la mujer, y cuál es la diferencia entre un orgasmo masculino y un orgasmo femenino”.
Luego se refiere de forma explícita al acto sexual y lo que entiende como las preferencias de varón y mujer, y calificó de “insaciable” a esta.
Al hacer una descripción gráfica de la excitación sexual, Fernández presenta el papel de la “pornografía fuerte” sin advertir sobre sus efectos ni explicar el aspecto moral, afirmando que a la mujer “le atrae menos que al hombre mirar fotos con escenas sexuales violentas, imágenes de orgías, etc.”, no porque no la excite, “sino que la disfruta y la valora menos y, en algunos casos, le despierta temor”.
Líneas después, Fernández señala que “a nivel hormonal y psicológico no existe el macho puro ni la hembra pura”.
Luego, se propone analizar si las “particularidades del varón y de la mujer en el orgasmo” están vinculadas “de algún modo en la relación mística con Dios”.
Para Fernández, al ser la mujer “más receptiva” que el varón, estaría “mejor dispuesta a dejarse tomar por Dios” y estar “más abierta a la experiencia religiosa”. Luego teoriza sobre la relación de esa supuesta receptividad con la asistencia femenina a las iglesias: “Será por eso que en los templos predominan las mujeres”.
En el capítulo 8, “El camino hacia el orgasmo”, el actual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe se refiere a lo que llama “experiencias embriagantes de Dios” en las vidas de algunos santos.
Entre ellos, menciona a Santa Teresa de Lisieux: “Santa Teresita de Jesús, aunque se sentía tiernamente amada por Dios, nunca tuvo experiencias muy ‘sensuales’ de su amor, y parece que sólo alcanzó un gozo desbordante y apasionado en el instante de su muerte, cuando su rostro se transfiguró y dijo sus últimas palabras: ‘¡Te amo, oh Dios mío, te amo!’”.
En el capítulo 9, “Dios en el orgasmo de la pareja”, como continuación a lo que consideró una reflexión “sobre la posibilidad de llegar a una especie de orgasmo plenificante en nuestra relación con Dios”, Fernández asegura que “Dios llega a tocar el centro anímico-corpóreo del placer, de modo que se experimenta una satisfacción que abarca a toda la persona”.
Para resaltar lo que considera una “profunda valoración del placer sexual” en otras religiones, cerca del final de su libro Fernández recurre al pensador musulmán Jalal al-Din al-Suyuti (a quien llama “Al Sonuouti”), autor de diversos textos eróticos islámicos y a quien elogia como un “venerable teólogo egipcio del siglo XV”.
La cita que incluye del autor musulmán es: “Alabado sea Alá, que afirma los penes duros y rectos como las lanzas para hacer la guerra en las vaginas”.
¿Quién es el Cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández?
Nacido el 18 de julio de 1962 en Alcira Gigena, Córdoba (Argentina), el Cardenal Fernández, hoy de 61 años, fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1986, a los 24 años.
Se licenció en Teología con especialización bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1988, y se doctoró en Teología en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) en 1990.
Para cuando se publicó La Pasión Mística. Espiritualidad y sensualidad tenía 35 años, 12 de ellos como sacerdote.
En 2009, el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio (hoy Papa Francisco), lo propuso como rector de la UCA, pero la confirmación debía darla el Vaticano, a través de la entonces Congregación para la Educación Católica, actualmente Dicasterio para la Cultura y la Educación.
Ese dicasterio, a su vez, requería una certificación por parte de la Congregación —hoy Dicasterio— para la Doctrina de la Fe de que no hubiera nada problemático en el nuevo rector.
El ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, confirmó al National Catholic Register en julio de 2023 que el Vaticano tuvo un dossier sobre Fernández desde fines de la década del 2000. A causa de los cuestionamientos, preguntas y repreguntas desde el organismo de la Santa Sede, el hoy Cardenal Fernández no pudo asumir el cargo de rector de la UCA hasta mayo de 2011, casi dos años y medio después de su designación.
En mayo de 2013, el Papa Francisco lo nombró Arzobispo sin asignarle una arquidiócesis específica. Cinco años más tarde, el 2 de junio de 2018, fue designado como Arzobispo de La Plata.
Fernández ejerció ese cargo hasta su reciente designación como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. El 30 de septiembre de 2023 fue creado cardenal por el Papa Francisco.
Es considerado el "teólogo del Papa Francisco" y el ghost writer (el escritor "fantasma") detrás de varios de los escritos del Pontífice.
El cargo de prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe es posiblemente la segunda posición más poderosa en el Vaticano, sólo después de la del Papa. Los más recientes han sido eminentes teólogos como el Cardenal Luis Francisco Ladaria, español; y el Cardenal Gerhard Müller, alemán. Es también el cargo que ocupó el Cardenal Joseph Ratzinger hasta la muerte de San Juan Pablo II, tras la que fue elegido Papa y tomó el nombre de Benedicto XVI.
Entre sus principales funciones se encuentra velar por la correcta doctrina católica y responder a inquietudes doctrinales. Aunque no depende formalmente de este dicasterio, en su interior se encuentra la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, organismo vaticano que lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia Católica.
La más reciente y la más controversial publicación que ha firmado el Cardenal Fernández como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha sido, sin dudas, la declaración Fiducia supplicans, del 18 de diciembre de 2023, que establece que los sacerdotes pueden “bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”.
La declaración ha causado incertidumbre y división a nivel mundial, y episcopados completos en el continente africano han advertido que no realizarán las bendiciones que Fiducia supplicans considera “un recurso pastoral”.