Con distintas celebraciones, la comunidad católica de la Isla de Pascua, territorio chileno ubicado en medio del Océano Pacífico, conmemoró este miércoles 3 de enero el 160° aniversario de la llegada del primer misionero, el fraile francés Eugenio Eyraud.
Las autoridades eclesiásticas de Chile, una comitiva de cuatro obispos y varios sacerdotes y religiosos encabezados por el Nuncio Apostólico, Mons. Alberto Ortega, arribaron a la isla el martes 2 de enero para participar de los festejos.
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Allí fueron recibidos por las autoridades locales y las Fuerzas Armadas y de Seguridad, y se dirigieron a la parroquia Santa Cruz, donde luego de una invocación religiosa a cargo de Mons. Ortega, se rezó un responso en el lugar en el que fueron sepultados los restos de los primeros misioneros.
Siguiendo la tradición de los habitantes de la isla, los miembros de la comitiva colocaron sobre las tumbas de los primeros misioneros los collares que les habían sido entregados en el aeropuerto.
Durante la tarde se desarrolló una conferencia sobre la vida y obra del hermano Eugenio Eyraud, la cual estuvo a cargo del sacerdote Eric Hernout, archivista del Instituto de los Sagrados Corazones.
El fraile francés Eugenio Eyraud, de la Congregación de los Sagrados Corazones, desembarcó en la isla en 1864 y desarrolló una fecunda labor misionera, sorteando la inicial resistencia de los pobladores. Su legado perdura hasta hoy en la población católica del lugar.
En su ponencia, el P. Eric Hernout, perteneciente al Instituto de los Sagrados Corazones, destacó la humildad que caracterizaba al P. Eric Hernout, su testimonio de “vida, de fe, esperanza y caridad”, y recordó que su casa era “lugar de encuentro para la catequesis”. El misionero murió en 1868, a los 48 años.
Finalizada la conferencia, el Arzobispo Emérito de Santiago, Cardenal Celestino Aós celebró la Misa en el templo. "El misionero no solamente anuncia la Verdad de Jesucristo, también ayuda a vivirla. Por eso sabe que el Evangelio es sacrificio, el Evangelio nos pone un espejo delante para que cambiemos nuestra vida. El Evangelio transforma porque Jesucristo transforma", reflexionó en su homilía.
El miércoles 3 de enero, día del aniversario de evangelización, la Misa estuvo presidida por Mons. Jorge Vega, Obispo de Valparaíso, para agradecer a Dios por la presencia de la Iglesia en la Isla de Pascua (Rapa Nui), a través de sacerdotes, religiosas y catequistas que contribuyeron en la labor misionera.
El prelado anheló que de la isla broten vocaciones a la vida consagrada y también “que en un futuro cercano la liturgia completa se pueda celebrar en rapanui”, también conocido como pascuense, que es el idioma que hablan los habitantes de la isla.
Al finalizar la Eucaristía se entregaron reconocimientos a laicos comprometidos con la evangelización en la isla, se bendijo el salón parroquial y se colocó una placa conmemorativa.
Las celebraciones finalizaron con un curanto comunitario, un plato elaborado con carne y vegetales, con una cocción particular: se prepara haciendo un agujero en la tierra y cociendo los alimentos con el calor de piedras volcánicas calientes.
Los festejos también incluyeron la danza tradicional del lugar.
La Isla de Pascua
Popularmente conocida como Isla de Pascua, Rapa Nui es una porción de territorio chileno ubicada en medio del Océano Pacífico, con una superficie de 163 kilómetros cuadrados y una población de alrededor de 8.000 personas.
Fue descubierta en la Semana Santa de 1722 y su capital es Hanga Roa, donde vive la mayoría de sus habitantes. Su idioma es el vanaŋa rapa nui (también llamado pascuense), de origen polinésico.
La isla Rapa Nui es reconocida mundialmente por su valor arqueológico, que incluye cerca de 900 imponentes estatuas llamadas moáis, talladas por los habitantes del lugar entre los siglos XIII y XVI, que representan figuras humanas de entre tres y diez metros de alto, con cabezas muy grandes, y fueron creadas con el propósito de honrar a los ancestros e invocar su protección. En 1995 fue declarada Patrimonio de la Humanidad.