“Que el Señor les dé la paz”, mensaje franciscano de saludo, resonó varias veces en las celebraciones de fin de año y comienzo del año nuevo en Tierra Santa.
Las palabras se hicieron eco de los deseos de los cristianos, quienes inauguraron el nuevo año civil el 1 de enero (mientras que judíos y musulmanes celebran el nuevo año en fechas diferentes).
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Este saludo “dice una gran verdad, que la paz viene de Él, del Señor Jesús”, enfatizó el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, en la Misa celebrada el 1 de enero, Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios, y 57ª Jornada Mundial de la Paz.
La Misa se celebró en la iglesia del Patriarcado Latino, la Pro-Catedral de Jerusalén. Acompañando al Cardenal Pizzaballa, entre los concelebrantes estaba el Cardenal Fernando Filoni, Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, quien se encuentra actualmente de visita solidaria en Tierra Santa junto con el Gobernador General de la Orden, Leonardo Visconti di Modrone.
En su homilía, el patriarca habló sobre el “coraje” y la “locura” de la paz: “Jesús no resolvió ninguno de los problemas sociales y políticos de su tiempo, pero señaló un camino, que aún hoy es el camino principal para aquellos que quieren construir contextos de paz, también aquí, hoy, en el Oriente Medio atormentado y conflictivo: el encuentro”.
El patriarca desafió a los cristianos de Tierra Santa a “hacer esa diferencia”.
“Estoy cada vez más convencido de que, en este complejo contexto, la vocación y la misión principal de la pequeña comunidad cristiana es precisamente esta: salvaguardar el deseo de encuentro, cultivar la libertad de todos, superar las fronteras étnicas, religiosas e identitarias”
“Es mi sueño y es la locura que me gustaría compartir con toda esta pequeña y querida Iglesia de Jerusalén”, expresó el Cardenal Pizzaballa.
Las palabras que San Francisco abrazó como saludo se encuentran en el libro de Números en el Antiguo Testamento: “Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz”.
El P. Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, comentó a los periodistas presentes en la Misa: "El rostro de Dios que resplandece sobre nosotros es el rostro de Jesús. Desde Tierra Santa, debemos seguir presentando el rostro de Jesús: los Lugares Santos son el testimonio histórico del rostro de Jesús, y ser cristianos de Tierra Santa significa invocar el rostro de Jesús".
La súplica por la paz también se escuchó en las recientes celebraciones de fin de año. El 31 de diciembre, en Nazaret, se celebró solemnemente a la Sagrada Familia. Precisamente aquí, después de regresar de Egipto, San José estableció el hogar para su familia.
El Custodio de Tierra Santa, que presidió la Misa, pidió oraciones por las familias que sufren por la guerra y por todas las familias, para que no pierdan la esperanza y el coraje ante los desafíos diarios.
Una pareja joven que espera su primer hijo procesionó con un ícono de la Sagrada Familia hasta el lugar que la tradición señala como la casa donde Jesús creció con José y María, “y vivía sujeto a ellos”, a sólo unos pocos metros de la Basílica de la Anunciación.
El deseo de paz también resonó en el Te Deum de la Iglesia de San Salvador, en Jerusalén. Los cardenales Pizzaballa y Filoni se unieron a la oración de los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Ante el Santísimo Sacramento, expuesto durante las Vísperas, resonaron himnos de alabanza junto con la plegaria de que "Dios conceda paz a todos".