El sacerdote uruguayo Marcelo Marciano, presbítero de la Arquidiócesis de Montevideo conocido por su gran actividad en redes sociales, compartió una tradición a fin de tener “un santo protector para el 2024”.
Se trata de una iniciativa que su comunidad realiza desde hace años, y que ayuda a favorecer la comunión de los santos.
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En ese marco, explica el sacerdote en su sitio web, “al alba de cada nuevo año, le pedimos a un santo que nos elija. Nos protegerá, nos inspirará los buenos senderos a tomar y nos introducirá en su propia gracia”.
El procedimiento es sencillo pero profundo: “Para saber qué santo nos ha elegido, nos reunimos en oración. Después de haber invocado al Espíritu Santo, hacemos circular entre nosotros un canasto lleno de papelitos cuidadosamente doblados. En ellos están escritos numerosos nombres de santos, así como una frase o palabra de su autoría”, precisa.
Con esta acción, asegura el P. Marciano, “una vez más, tenemos la oportunidad de maravillarnos ante las maniobras de la Providencia, porque frecuentemente el año no termina sin que el nuevo compañero haya realizado cosas muy hermosas para su protegido”.
A la espera del 2024, expresa: “Queridos santos… ¡Les abrimos nuestras puertas!”.
Una de las santas que se refirió a esta tradición fue Santa María Faustina Kowalska, que escribió en su diario: “El día del Año Nuevo hay entre nosotras la costumbre de sacar por suerte el patrono particular para todo el año”.
En ese sentido, la santa polaca describió su experiencia: “Por la mañana, durante la meditación, se despertó en mí uno de estos deseos secretos: aquel que Jesús Eucarístico fuera mi patrono particular también para ese año, como anteriormente [...]. Al acercarme a las estampitas con los nombres de los patronos, tomé una, sin reflexionar, sin leer en seguida; quise mortificarme algunos minutos. De repente oí una voz en el alma: Soy tu patrono, lee. En aquel mismo momento miré la inscripción y leí: ‘Patrono para el año 1935 la Santísima Eucaristía’”.
De acuerdo al sacerdote uruguayo, el santo que cada uno recibe “será su compañero de ruta durante todo el año, será su amigo, su confidente. Lo protegerá, lo ayudará en su vida cotidiana y le hará descubrir su propio camino de santidad. Lo enriquecerá con sus virtudes y le hablará al corazón, de acuerdo al grado de intimidad que usted desee vivir con él”.
Para facilitar la ejecución del “sorteo”, el P. Marciano ofrece en su sitio web una lista de santos para imprimir, y recomienda recortar sus nombres y ponerlos en una cesta.
El procedimiento es el siguiente: que durante las reuniones de familia, amigos o comunidad, luego de invocar juntos al Espíritu Santo, cada uno tome un papelito y descubra qué santo lo ha elegido para acompañarlo en el nuevo año.
“¡En efecto, son ellos quienes nos eligen y no nosotros a ellos!”, asegura el sacerdote. Junto con ese santo, cada persona recibirá una tarea particular y una intención de oración.
Se invita asimismo a divulgar esta tradición: “Sus amigos también necesitan la ayuda del Cielo y el ejemplo de los santos”, concluye.