El mundo fue sacudido por diversos conflictos durante 2023. Guerras, violencia, hambre y persecución religiosa —especialmente contra los cristianos—, han generado sufrimiento y urgencias en buena parte del planeta.
En vísperas del año nuevo, Catholic Relief Services (CRS), la agencia de ayuda humanitaria y desarrollo de la Iglesia Católica en Estados Unidos, ha publicado un listado con las 8 crisis humanitarias más apremiantes para observar en 2024. La lista es encabezada por la guerra en Gaza y Ucrania, además de la apremiante situación alimentaria de millones de personas en estos países y en el mundo entero.
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Sobre esto, Caroline Brennan, directora de comunicaciones del equipo de respuesta humanitaria de CRS, afirmó que, mientras continúe la guerra, el hambre y la malnutrición seguirán aumentando no sólo en los países afectados directamente por la violencia, sino en los que dependen de sus exportaciones.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 360 millones de personas necesitan ayuda humanitaria por un costo aproximado de 55 mil millones de dólares estadounidenses. Sin embargo, solamente el 20% de esta cantidad ha sido proporcionado por la comunidad internacional.
En ese sentido, David Cronin, especialista sénior en política y legislación de CRS, indicó que los Estados Unidos han “liderado la asistencia humanitaria en momentos de extrema necesidad”. Y agregó: “Este es uno de esos momentos. Se mire por donde se mire, las personas necesitan ayuda desesperadamente”.
Esta es la lista, según CRS, de las crisis humanitarias para observar y que podrían generar aún más sufrimiento, pobreza y hambre en 2024:
1. Gaza
CRS señala que “a pesar de un breve cese del fuego a finales de noviembre, los combates en Gaza continúan y millones de personas están sufriendo”.
Además, señala que casi la mitad de los hogares de la Franja de Gaza han sido destruidos y las familias luchan por encontrar una fuente constante de agua potable, alimentos y refugio seguro.
“Sin un cese inmediato de la violencia y un aumento de los corredores humanitarios, el sufrimiento generalizado continuará”, advierte.
2. Ucrania
“La guerra en Ucrania continúa acrecentando las necesidades humanitarias en todo el país, especialmente para las comunidades próximas a la zona de combate. Desde que comenzó la guerra, más de 7 millones de personas han huido a países vecinos y otros tantos millones siguen desplazadas dentro del país”, manifiesta la agencia.
En ese sentido, puntualiza que las necesidades más apremiantes “incluyen reparaciones de viviendas dañadas por la guerra, ayuda en efectivo para alquileres, educación y tratamiento psicológico para los niños”.
Además de las necesidades de los ucranianos, el país es uno de los principales productores de aceite de girasol, trigo, maíz, azúcar y harina. La CRS advierte que si no se pone fin a la guerra, la continua disrupción del sector agrícola ucraniano podría agravar la crisis alimentaria mundial.
3. Crisis alimentaria en África Oriental (Somalia, Etiopía, Kenia)
Según la CRS, los efectos combinados del cambio climático, los conflictos y la pandemia de COVID-19 “han tenido un impacto devastador en el suministro de alimentos de millones de personas”.
Afirma, además, que las sequías extremas y las lluvias impredecibles en la región han dificultado que los agricultores produzcan suficientes cosechas y que, al mismo tiempo, la guerra en Ucrania continúa afectando a los precios mundiales de los alimentos y los fertilizantes, obligando a cada vez más personas a vivir al límite.
4. Centroamérica
Más allá de la violencia de las pandillas y la creciente incertidumbre económica, el cambio climático “ha transformado drásticamente las formas de vida en la región, obligando a la población de Honduras, Guatemala y El Salvador a abandonar sus hogares y emigrar hacia el norte”, señala la agencia.
“A medida que las catástrofes naturales, como las tormentas tropicales, se hacen más frecuentes e intensas, las estaciones lluviosas y secas se han vuelto simultáneamente más impredecibles, lo que dificulta la producción de alimentos suficientes por parte de los agricultores”, precisa.
Asimismo, CRS señala que es necesario “hacer más hincapié en ofrecer a las familias la posibilidad de permanecer en sus países de origen, o de lo contrario la actual crisis migratoria continuará y pondrá a prueba los recursos de los países del norte y aumentará las ya de por sí elevadas tensiones entre las comunidades de acogida y los migrantes”.
5. Afganistán
En octubre, la provincia afgana de Herat sufrió una serie de fuertes terremotos que causaron más de 1.400 muertos y afectaron a casi 30.000 personas.
“El país también sufre una inestabilidad política constante y varias temporadas de sequía, lo que aumenta los niveles de inseguridad alimentaria de miles de personas y afecta a la economía, un tercio de la cual depende de la agricultura”, manifiesta la agencia de ayuda humanitaria.
Además, indica que a principios de año se anunció que Pakistán deportará a todos los extranjeros indocumentados, entre ellos 1.5 millones de migrantes afganos.
“Cuando estas personas regresen a Afganistán, cientos de miles de ellas necesitarán alimentos, agua, refugio, suministros médicos y asistencia a largo plazo mientras intentan reinsertarse de forma segura en sus comunidades”, afirma CRS.
6. Sudán
Desde que comenzaron los enfrentamientos en primavera, casi 5 millones de sudaneses se han visto obligados a huir de sus hogares en busca de seguridad en comunidades y países vecinos.
La agencia humanitaria católica recuerda que aproximadamente la mitad de la población del país —casi 25 millones de personas— necesita ayuda humanitaria, ya que el conflicto ha destruido hogares, empresas y escuelas y ha limitado el acceso de la población al agua potable y la atención sanitaria. “En Darfur, la violencia entre comunidades ha obligado a 300.000 personas a huir a Chad”, agrega.
CRS precisa que esta crisis “es una de las que menos fondos recibe del mundo, ya que, según las Naciones Unidas, las necesidades humanitarias dentro de Sudán solo están financiadas en un tercio”.
“Sin apoyo adicional, el hambre y la pobreza podrían dispararse, no solo para los que huyen de la violencia, sino también para las comunidades de los países vecinos que han recibido a los refugiados sudaneses”, puntualiza.
7. El Sahel Central
En otro orden de ideas, la agencia señala que el empeoramiento del conflicto en la región del Sahel central de África “ha provocado que casi 3 millones de personas abandonen sus hogares en busca de seguridad. Esto, sumado a una crisis alimentaria mundial, ha generado una catástrofe humanitaria”.
Aunque las comunidades vecinas han acogido a los refugiados, el hacinamiento ha aumentado la presión sobre los recursos, provocando tensiones e inestabilidad en la región.
“Si esta violencia e inestabilidad se extendieran a países costeros como Senegal, Sierra Leona y Guinea, las consecuencias podrían ser catastróficas”, indica la CRS.
8. Propagación de enfermedades a causa del cambio climático
Por último, la agencia de la Iglesia Católica explica que “si bien la amenaza inmediata de la pandemia de COVID-19 ha disminuido, se ha producido un aumento de enfermedades prevenibles en todo el mundo, como el sarampión, la tuberculosis y la malaria”.
Según el Informe mundial sobre la malaria de 2023, publicado por la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad no solo será una amenaza sanitaria persistente, sino también un doloroso recordatorio de la compleja relación entre las enfermedades infecciosas y el cambio climático.
“A medida que el aumento de las temperaturas amplía el alcance geográfico de la malaria, la urgencia por abordar esta crisis cada vez más complicada se vuelve primordial”, expresa.