En su homilía de Nochebuena en Belén en esta Navidad 2023, el domingo 24 de diciembre, el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, expresó su deseo de que Tierra Santa Sea un lugar de alegría, perdón, paz y reconciliación para poner fin a la guerra.
“Al igual que con María y José, para nosotros, aquí hoy, parece que no hay lugar para la Navidad. Durante demasiados días, todos nos hemos sentido asaltados por la dolorosa y triste sensación de que no hay lugar, este año, para esa alegría y paz que, en esta noche santa, a pocos metros de aquí, los ángeles anunciaron a los pastores de Belén”, señaló el Cardenal en su homilía en la Misa que presidió en la Iglesia Saint Catherine.
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“En este momento no podemos dejar de pensar en todos aquellos que en esta guerra se han quedado sin nada, desplazados, solos, afectados en sus seres más queridos, paralizados por su dolor. Esta noche recuerdo a los rehenes secuestrados a sus familias. Pienso, en particular, en Gaza y en sus dos millones de habitantes. Verdaderamente, que ‘no había lugar para ellos’ expresa bien su situación, conocida por todos hoy y cuyo sufrimiento no cesa de clamar al mundo entero”.
El Cardenal hizo referencia así a la guerra entre Israel y Hamás, iniciada el pasado 7 de octubre con un sorpresivo ataque del grupo terrorista palestino, que domina Gaza, y que ha dejado más de 20.000 muertos, según CNN en Español.
El conflicto es además una de las mayores preocupaciones del Papa Francisco, quien en muchas ocasiones ha alertado que la guerra es siempre “una derrota” y que en el Ángelus del 24 de diciembre expresó: “estamos cercanos a nuestros hermanos y hermanas que sufren por la guerra: pensamos en Palestina, en Israel, en Ucrania”.
En su homilía en Belén, el Cardenal Pizzaballa destacó que lamentablemente “el odio, el resentimiento y el espíritu de venganza ocupan todo el espacio del corazón y no dejan espacio para la presencia del otro. Y, sin embargo, el otro es necesario para nosotros. Porque la Navidad es precisamente esto, es Dios quien se hace humanamente presente y quien abre nuestro corazón a una nueva forma de mirar el mundo”.
El purpurado precisó luego que, a pesar de todo, “la fe, la esperanza y el amor de la Iglesia de Dios son indefectibles y descansan en la fiel promesa del Señor, y no dependen de los tiempos cambiantes y de las circunstancias, más o menos adversas, que nos rodean”.
¿Cuál es el lugar de la Navidad hoy?
“El lugar de la Navidad es, ante todo, Dios. La Natividad de Cristo tiene lugar al principio en el Corazón misericordioso del Padre. Su amor infinito e inagotable eternamente engendra al Hijo y nos lo da en el tiempo, también en este tiempo. En las circunstancias actuales, nosotros, toda la Iglesia, debemos volver a Dios, a su amor, si queremos redescubrir la verdadera alegría de la Navidad, si queremos encontrar el Salvador”, continuó el Patriarca.
El Cardenal precisó además que el “sí” de la Virgen María y San José “es también el lugar de la Navidad. Su obediencia y fidelidad es la casa en la que el Hijo vino a morar. La voluntad de Dios no es un poder que somete y doblega, sino un Amor que despliega toda su fuerza solo si es acogido en la libertad fiel y generosa, la verdadera libertad, que no es arbitrariedad, sino responsabilidad amorosa por nuestra propia vida y la de los demás”.
El Cardenal resaltó asimismo que “si queremos que sea Navidad, incluso en tiempos de guerra, todos debemos multiplicar nuestros gestos de fraternidad, de paz, de acogida, de perdón y de reconciliación”, no sólo como algo retórico sino como “un compromiso responsable, dispuesto a hacer espacio, a no ocuparlo, a encontrar un lugar para el otro y no negarlo”.
“Estamos aquí y pretendemos seguir siendo los pastores de la Navidad. Es decir, aquellos que, incluso en condiciones pobres y frágiles, encontraron al Niño, experimentaron su gracia y su consuelo, y quieren anunciar a todos que la Navidad es, hoy como ayer, verdadera y real”, subrayó.
Tierra Santa: Lugar de reconciliación y perdón
“Pido esto para mí, para mi Iglesia de Tierra Santa y para todas las Iglesias: ¡Que sea una casa para todos, un lugar de reconciliación y perdón para los que buscan la alegría y la paz!”, clamó el Cardenal.
“Pido a todas las Iglesias del mundo, que en este momento nos miran no sólo para contemplar el misterio de Belén, sino también para sostenernos en esta trágica guerra: sean portadores para sus pueblos y sus líderes del ‘sí’ a Dios, del deseo de bien para estos pueblos nuestros, del cese de las hostilidades, para que todos puedan encontrar verdaderamente el hogar y la paz”.
El Patriarca Latino de Jerusalén también elevó sus oraciones para que los gobernantes del mundo trabajen “seriamente para detener esta guerra, pero sobre todo para que retomen los hilos de un diálogo que finalmente conduzca a encontrar soluciones justas, dignas y definitivas para nosotros”.
“¡Que Cristo renazca en esta tierra, la suya y la nuestra, y que desde aquí comience de nuevo el camino del Evangelio de la paz para el mundo entero! ¡Que renazca en el corazón de los que creen en Él, moviéndolos al testimonio y a la misión, sin miedo a la noche y a la muerte! ¡Y que renazca también en el corazón de los que aún no creen, como un deseo de paz y de bien, de verdad y de justicia!”.
El Cardenal Pizzaballa también recordó a la “pequeña comunidad de Gaza. Queridos míos, solía pasar unos días con vosotros, antes de Navidad. Este año no ha sido posible, pero no os abandonaremos. Estáis en nuestros corazones y toda la comunidad cristiana de Tierra Santa y del mundo está reunida a vuestro alrededor, sentid, tanto como sea posible, el calor de nuestra cercanía y de nuestro afecto”.
“¡Finalmente, que Cristo renazca en el corazón de todos, para que siga siendo Navidad para todos! ¡Feliz Navidad!”.