El P. Alberto Medel, exorcista y coordinador del Comité Teológico del Colegio de Exorcistas de la Arquidiócesis Primada de México, advirtió que no existe “brujería blanca” o “para hacer el bien”. Por el contrario, esta práctica “siempre es dañina porque manifiesta, sin duda, un rechazo a Dios y a Su providencia”.
En entrevista con ACI Prensa, el sacerdote mexicano explicó que los hechizos o maleficios son intentos humanos de influir en “el curso de los acontecimientos o de manipular fuerzas malignas a través de ritos y del uso de cosas o animales”.
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El P. Medel indicó que, por sí mismos, los maleficios carecen de eficacia, “ya que el hombre no puede más que lo que sus fuerzas naturales le permiten. De modo que nadie puede cambiar, siquiera, el color de un cabello de su cabeza”.
Sin embargo, advirtió que “el demonio utiliza la ignorancia y la superstición del hombre para hacerle creer que los hechizos sí tienen un poder y que logran sus fines”.
“Este engaño Satanás lo realiza haciendo creer al hombre que tiene ‘poderes sobrenaturales’, lo cual no es cierto, pues el demonio es una criatura y no tiene mayor poder que aquel que tiene por su propia naturaleza, igual que el hombre”, agregó.
Destacando la incompatibilidad de estas prácticas con la fe católica, el exorcista alertó que un católico no puede participar en hechizos, ya que “manifiestan una pretensión en la que se quiere manipular a Dios o superarlo, lo cual va en contra del Primer Mandamiento de la Ley de Dios”.
De esta manera, explicó el P. Medel, “la persona abre gradualmente su vida a la acción del demonio”.
El sacerdote recomendó recurrir a la vida sacramental, incluyendo la “confesión frecuente y la participación plena en la Eucaristía”, así como a “una vida de oración”. Estas prácticas cristianas, señaló, son “el mejor remedio para superar la creencia en supersticiones y confiar plenamente en Dios”.
Para aquellos que creen estar bajo la influencia de un maleficio, el P. Medel aconsejó buscar la orientación de su párroco, “quien determinará si el caso amerita la intervención de un exorcista”.