El Obispado de Quilmes (Argentina) se manifestó a disposición de la justicia ante los hechos que involucran a un sacerdote de la Diócesis, imputado por presunto encubrimiento en la causa por la muerte de un joven y la desaparición de otro.
El pasado lunes, la Policía Federal llevó a cabo un allanamiento en la parroquia Nuestra Señora del Huerto, ubicada en la localidad de San Francisco Solano, e imputó al párroco, P. Fernando Papa, por “encubrimiento” en la causa por la muerte de Lautaro Morello y la desaparición de Lucas Escalante.
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Se trata de dos jóvenes que desaparecieron el 9 de diciembre de 2022, tras salir a festejar el triunfo de la selección argentina ante Países Bajos en el Mundial de Qatar.
Los dos amigos se movilizaban en el vehículo de Escalante en el que, según relataron sus familiares, “fueron a dar una vuelta”.
El cadáver de Lautaro Morello fue hallado seis días después, incinerado en la autopista Camino del Buen Ayre, y el auto de Escalante fue incendiado y abandonado en la ciudad bonaerense de La Plata.
El fiscal de la causa, Daniel Ichazo, da por muerto a Lucas Escalante, aunque su cuerpo no aparece y no hay una hipótesis firme sobre qué sucedió.
Según precisan medios locales, el P. Fernando Papa fue capellán de la Armada y de la Departamental Quilmes de la Policía Bonaerense, y mantenía estrecha relación con el exjefe de la TDI (división de Drogas Peligrosas) de Avellaneda, comisario mayor Francisco Centurión, uno de los principales imputados en la causa por la desaparición de Escalante y Morello.
El sacerdote declaró ante el fiscal que el vínculo con Centurión data de hace dos décadas, debido a su tarea pastoral en la Fuerza. Además, se describió como “soporte espiritual” de la familia.
También reconoció haberle prestado a Centurión su teléfono móvil para comunicarse con sus presuntos cómplices, y también su vehículo, que fue incautado este lunes durante el allanamiento a la parroquia.
El Obispado de Quilmes emitió este martes un comunicado de prensa asegurando la “entera disposición” del Obispo, Mons. Carlos José Tissera; y de su Auxiliar, Mons. Eduardo Redondo, “para el pronto esclarecimiento de los hechos”.
Asimismo, los prelados “acompañan al sacerdote para que pueda obrar de la misma manera”.
“Los obispos de Quilmes desean expresar su cercanía a las familias de las víctimas de este penoso hecho, y prestar su colaboración —como es el espíritu de la diócesis que les toca animar— para que haya justicia y paz en la sociedad”, concluye el documento.