A pocos días de la celebración de la Navidad, el Arzobispo de Montevideo (Uruguay), Cardenal Daniel Sturla, celebró una Misa en la cárcel de Santiago Vázquez, a la que acudieron cerca de 90 reclusos.
La celebración se desarrolló en la mañana del viernes en un pequeño templo interreligioso al interior de la cárcel construido por los propios internos, y contó también con la presencia de miembros de la Pastoral Penitenciaria.
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Durante la Misa, el Cardenal Sturla se tomó el tiempo para explicar el significado de la celebración y de los ornamentos. En la homilía, optó por el diálogo, centrado en el tema de la llegada de Cristo en Navidad.
“El niño de Belén es poderoso. Jesús crucificado también lo es. En estos días, celebramos porque se hizo pequeño, como un niño, y se dejó crucificar por nosotros. ¿Qué mueve a Dios?”, preguntó el purpurado. “¡El amor!” respondió uno de los presentes.
“Las escrituras nos dicen que lo más fuerte es el amor. Descubrimos que nada es más poderoso que su capacidad de amarnos. Todos somos queridos por Dios. Él te ama, te quiere y te salva”, detalló el cardenal.
Para finalizar su homilía, el arzobispo dio un mensaje de esperanza: “Con Cristo no vamos a la oscuridad, sino a la luz”, aseguró.
Para explicarlo, utilizó un refrán: “Nunca es más oscura la noche, que cuando va a amanecer”. Al respecto, reflexionó: “Por estas fechas nos puede venir el ‘bajón’ de no estar junto con nuestros seres queridos, pero hay que permanecer fuertes y con fe”.
En la oración de los fieles, los presentes fueron invitados a guardar silencio y pensar en todo lo que desean pedirle al Señor, y quienes se animaran, podían decirlo en voz alta. “Por la conversión de todos quienes no creen”, “Por la paz en el mundo” y “Para tener libertad al salir”, fueron las primeras intenciones que se escucharon.
También hubo un momento para agradecer, dedicado mayormente a las familias, pero también a Dios, a quien los reclusos dijeron: “Gracias por el amor que tuvo hacia nosotros”, y “Gracias por su sacrificio”.
El encargado de Pastoral Penitenciaria, José María Robaina, destacó que hubo una muy buena participación de los privados de libertad, y contó que hay 70 agentes pastorales que trabajan durante todo el año en cinco centros del Instituto Nacional de Rehabilitación.
El coordinador resaltó que su trabajo pastoral se centra en la búsqueda de dignidad de los presos, con el objetivo de “que crezcan como personas”.
“Vamos al encuentro de personas, que más allá de la circunstancia de vida, buscan un camino para ser mejores. Tratamos de cortar con esa visión de que la persona privada de libertad es una persona desechable, que no tiene nada para aportar a la sociedad. de ninguna forma es así”, aseguró Robaina.
La Pastoral Penitenciaria persigue “un objetivo de promoción humana, una promoción integral y vamos a compartir la palabra de Jesús. Esto es parte de la evangelización”, concluyó.