“El sentimiento del pueblo ucraniano es de profundo cansancio. La gente está agotada porque no hay perspectivas de que el conflicto vaya a acabar”, expresó Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo mayor de Kiev y líder de la Iglesia greco-católica ucraniana, en una entrevista con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés).

La Iglesia greco-católica ucraniana es una de las 24 Iglesias sui iuris (de derecho propio) que conforman la Iglesia Católica. En 2009, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de la Eparquía de Santa María del Patrocinio, en Buenos Aires (Argentina). Desde 2011 es el Arzobispo mayor de Kiev, la capital ucraniana.

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Desde Lviv (Ucrania), el arzobispo mayor analizó la situación actual del país, que mantiene una guerra contra Rusia desde hace más de un año. “La población está terriblemente traumatizada por la guerra y la pregunta clave es cómo vamos a combatir este trauma”, expresó. Para Su Beatitud, el futuro ucraniano depende de esta pregunta.

“El 80% de la gente está herida, muchos físicamente pero sobre todo hay heridas en el alma. Por otra parte, está el trauma psicológico y yo lo puedo contar de primera mano. Cuando salgo a otro sitio, me es terriblemente difícil acostumbrarme a los ruidos de ese nuevo lugar. Como Iglesia tenemos que cuidar en primer lugar a los sacerdotes. Más del 50% nos han dicho que están extenuados”, señaló el arzobispo mayor.

Expresó además que en Ucrania se vive “una guerra de agotamiento”, que sólo puede superarse por “el amor auténtico, que no se cansa de la lucha” y los “valores auténticos, que son los que pueden ayudarnos a vencer el desánimo”.

El año pasado, cerca del 60% de la infraestructura eléctrica ucraniana fue destruida por la guerra. Además, según el arzobispo, cerca del 75% de la población dependerá de generadores para obtener electricidad y calefacción en los próximos meses. 

Por otro lado, compartió su temor de que el conflicto sea olvidado por la comunidad internacional, dejando al país sin ayuda humanitaria y en una situación de necesidad extrema.

ACN explica que la guerra “ha creado divisiones y resentimientos en la sociedad”, y que el dolor está presente todos los días. Mons. Shevchuk reconoce que los sentimientos pueden variar en las familias, dependiendo de la experiencia que haya tenido cada una con el conflicto. 

Asimismo, compartió que estas rupturas se han producido especialmente en las familias, pero también en la sociedad en general. “El sentirse abandonado, los resentimientos contra los otros son también armas de guerra sociológicas. Se busca un chivo expiatorio, alguien a quien echarle la culpa de todo”, manifestó.

El arzobispo resaltó la importancia de la resiliencia y el perdón para construir una sociedad mejor, y enfatizó que el odio no puede enraizarse en los corazones de las personas. “Si el miedo y el odio se apoderan de nuestras decisiones, seríamos esclavos de ellos. Aunque el odio es lo normal por la agresión que estamos sufriendo, sucumbir a él significa que tiene una victoria sobre mi corazón”, indicó.

ACN ha destinado más de 15 millones de euros a más de 600 proyectos en Ucrania desde febrero de 2022, para asistir a sacerdotes, religiosos y seminaristas, así como a financiar proyectos dirigidos por la Iglesia para acoger a desplazados internos.