Oficiales de la ciudad de Bournemouth en la costa sur de Inglaterra (Reino Unido) impidieron a una voluntaria anciana ofrecer ayuda a embarazadas en la vía pública, mientras rezaba en silencio y pacíficamente.
La también científica jubilada Livia Tossici-Bolt (63) sostenía además un cartel que decía “¿Embarazada? ¿Necesitas ayuda?”, cuando fue abordada por los oficiales que le dijeron que estaba en una “zona de contención”.
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Según Alliance Defending Freedom UK (ADF UK), que colabora con la voluntaria en la presentación de una queja formal por lo ocurrido, la mujer estaba fuera de los límites de la zona de contención y fuera de la vista de las instalaciones de un centro de abortos, ubicado una distancia de más de 150 metros.
En el Reino Unido, está prohibido realizar expresiones a favor o en contra del aborto en las “zonas de contención” cercanas a los centros de aborto.
“He dedicado mi tiempo a apoyar a mujeres con embarazos en crisis durante muchos años, compartiendo información sobre el apoyo disponible en caso de que decidan quedarse con sus bebés. Así es como se ve la verdadera elección para las mujeres. Al implementar una ‘zona de contención’ de censura, las autoridades me han disuadido de ofrecer esa ayuda donde más se necesita, cerca del centro de abortos”, denunció la voluntaria.
“Pero incluso ahora, cuando estuve fuera de los límites de la zona de censura, las autoridades han actuado para intimidarme y expulsarme, simplemente por orar y ofrecer ayuda. No está bien que se les permita hacer esto, únicamente porque no están de acuerdo con mis creencias pacíficamente expresadas”, agregó.
Jeremiah Igunnubole, asesor jurídico de ADF UK, dijo que en vez de respetarse las libertades de expresión y pensamiento, con esta medida se procede con “la censura patrocinada por el Estado, el silenciamiento de aquellos con puntos de vista considerados no convencionales y el socavamiento del tejido mismo de nuestra democracia”.
Una mujer identificada como Carla compartió su experiencia, junto con su pareja Danny, tras haber recibido ayuda de un voluntario provida en Birmingham.
“No veo ningún problema con la oración pacífica. No nos resultó nada intimidante, al contrario, fue reconfortante. Si Danny no hubiera tenido a esa persona allí ese día, no creo que hubiera tenido la fuerza para enviarme un mensaje de texto para decirme que podemos hacer esto (aborto)... Tuvimos toda la ayuda que necesitábamos, sin intimidación ni presión ni nada. No hay absolutamente ninguna necesidad de 'zonas de contención'”, comentó Carla.
“Independientemente del tema, no corresponde al Estado dictar qué discursos, pensamientos y opiniones son aceptables, particularmente cuando se expresan de manera pacífica y legal”, agregó Igunnubole.