En Tulpetlac, un pueblo de Ecatepec, en el Estado de México, se alza el Santuario de la Quinta Aparición Guadalupana, lugar del acontecimiento histórico más importante de América.
De acuerdo a autoridades históricas y eclesiásticas, en este sitio la Virgen se apareció a Juan Bernardino, tío de San Juan Diego, antes de que su imagen quedara plasmada milagrosamente en la tilma que hoy se venera en la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México.
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San Juan Diego fue el indígena a quien la Virgen de Guadalupe se le apareció entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, y a quien le pidió que intercediera con el primer Arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga, para que se construyera un templo en el llano del Tepeyac para mostrar su amor a todas las naciones.
De acuerdo con el Nican Mopohua —documento histórico que relata las apariciones de la Virgen; relatadas por Juan Diego y escritas por Antonio Valeriano en 1548—, el vidente acudió a Tlatelolco por un sacerdote, para ayudar a bien morir a su tío Juan Bernardino, quien se encontraba muy enfermo.
San Juan Diego se desvió del camino para no encontrarse con la Madre del cielo, pues deseaba estar pronto al lado de su tío, pero ella se le apareció y le dijo que no tuviera miedo, porque ella era su madre y el anciano ya había sido sanado.
Luego, le pidió a San Juan Diego que cumpliera con su encargo de pedir que construyera la iglesia y ella lo recompensaría.
Momentos antes la Virgen se había aparecido a Juan Bernardino y le dijo su nombre: “Santa María de Guadalupe”, luego intercedió por su sanación y le pidió que fuera ante el obispo a decir lo que había visto.
En ese lugar donde la Virgen se le mostró al tío de San Juan Diego se erigió un santuario, el cual se ha convertido en un centro de peregrinaje, veneración y “donde han acontecido varios milagros”.
En entrevista con ACI Prensa, el P. Gilberto Baldovinos Mendoza, rector del santuario de la Quinta Aparición Guadalupana, destaca la importancia de este lugar: “Aquí la Virgen María se apareció por quinta vez y lo hizo a Juan Bernardino, el tío de San Juan Diego. Este lugar es considerado tierra santa porque Santa María de Guadalupe puso sus plantas y, lo más importante, en su vientre traía a Jesucristo, nuestro Salvador”.
“Creo que la gente que viene aquí se lleva una experiencia de fe, también se lleva en la profundidad de su corazón el amor de María que es nuestra Madre”, indica.
Sobre la figura de Juan Bernardino, el sacerdote relata que después de las apariciones, “también se dedicó a la evangelización”, impartiendo la catequesis “a los nativos de esta comunidad”.
A unos 600 metros del santuario se encuentra la Capilla de la Santa Cruz, en cuyo interior se halla una cruz antigua. En este lugar, según el sacerdote, Juan Bernatino continuó evangelizando.
Para el P. Baldovinos Mendoza, hoy en día es relevante tomar el ejemplo de la Virgen María de dignificar a toda persona en cualquier etapa de su vida.
En la persona de Juan Bernardino nos da un mensaje de valorar a los ancianos y personas enfermas: “Hay muchas personas, sobre todo personas mayores, que se sienten poco útiles ante los ojos de la sociedad. Sin embargo, con Santa María de Guadalupe se recupera la dignidad de la persona humana y nos da identidad”.
Asimismo, afirma que en el mensaje guadalupano se ve el respeto a la persona y la defensa de la vida, “desde la concepción hasta la muerte natural”.
Por ello, el sacerdote asegura que es “importante acompañar a toda persona necesitada” y acudir al santuario, “al regazo de nuestra Madre la siempre Virgen Santa María de Guadalupe”.