En la mañana de este lunes 11 de diciembre, el Papa Francisco ha recibido en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los Prefectos de la República Italiana, a quienes expresó su preocupación por la baja natalidad en el país y lamentó que en muchas ocasiones “los perros ocupan el lugar de los niños”.
El Papa Francisco recordó que la tarea de estas autoridades del Gobierno es actuar como intermediarios “entre el Estado y el territorio, vinculando constantemente el todo con las partes, el centro con las periferias, el bien común con la atención a las personas”.
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A continuación, el Papa Francisco destacó 3 retos a los que se enfrentan los prefectos: el orden público, las cuestiones medioambientales críticas y la gestión de los flujos migratorios.
En cuanto al orden público, el Pontífice remarcó que se trata de un aspecto prioritario, donde se debe combinar “el respeto a la ley con la atención a la humanidad”.
En este sentido, destacó que se debe conciliar “la protección de las víctimas con el trato justo de los delincuentes”.
“A esto se añade la gran responsabilidad que tenéis de hacer frente a los riesgos a los que se enfrentan a diario los miembros de las fuerzas policiales, de cuyo cuidado también os ocupáis”, continuó.
También señaló que “el orden público no puede administrarse sin orden personal e interior. Pero cuando lo hay, la responsabilidad del orden público se siente como una llamada a crear ese clima de convivencia armoniosa a través del cual se pueden abordar y resolver las dificultades”.
“Diría que la suya es una especie de paternidad institucional: ejercida con conciencia y dedicación, no escatima sacrificios ni desvelos y merece nuestra gratitud”, afirmó.
Más tarde, el Papa Francisco reflexionó sobre la cuestión medioambiental y las “emergencias que ahora son frecuentes e implican a todos; ligados a fenómenos atmosféricos que deberían ser inusuales y extraordinarios, se han convertido en habituales debido al cambio climático”.
Aseguró que a los prefectos les corresponde “gestionar de la mejor manera posible los recursos disponibles y reunir a los operadores públicos y privados”.
“Es importante y urgente, —remarcó— en el presente como en el futuro, aunar esfuerzos para proteger a tiempo y con previsión nuestra casa común”.
Por último, habló de los flujos migratorios, una tarea que “no es fácil, porque confía a su cuidado a personas heridas y vulnerables, a menudo pérdidas y recuperándose de terribles traumas”.
El Santo Padre recordó que los migrantes “son rostros y no números”, que hay que sacar “de los tentáculos de organizaciones criminales, capaces de especular sin piedad con sus desgracias”.
“Se le encomienda la ardua tarea de organizar una acogida ordenada sobre el terreno, basada en la integración y la inclusión constructiva en el tejido local”, destacó.
Asimismo, aseguró que “debemos tener cuidado. Hay que acoger, acompañar, promover e integrar a los inmigrantes. Si no hay esto, hay peligro; si no hay este camino hacia la integración, hay peligro”.
Remarcó asimismo, su preocupación por la baja natalidad en Italia, una “tierra donde faltan niños, y vienen migrantes”.
“Me preocupa el problema de la baja natalidad aquí en Italia. No tienen hijos”, destacó el Pontífice, al tiempo que lamentó que en muchas ocasiones “los perritos ocupan el lugar de los niños”.
Por último, les invitó a pensar en la responsabilidad “que tienen los italianos de tener hijos para criarlos y también de recibir a los inmigrantes como hijos”.