El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) se adjudicó el atentado cometido el domingo durante la Misa que se celebraba en el gimnasio de la Universidad de Mindanao (Filipinas) y que ha dejado 4 muertos y 50 heridos.
De acuerdo a France24, la organización extremista se atribuyó el ataque en un mensaje difundido a través de Telegram: “Los soldados del Califato detonaron un artefacto explosivo en una reunión de cristianos infieles en la ciudad de Marawi mientras realizaban rituales politeístas”.
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Ubicada en el sur del archipiélago, Marawi es la capital de la provincia de Lanur del Sur.
Aunque los habitantes de Filipinas son mayoritariamente católicos, en el sur el 20% de la población es musulmana. Asimismo, durante cinco meses de 2017 Marawi fue el centro de los enfrentamientos entre el Ejército y el grupo islamista Maute, que dejaron más de 1.200 muertos.
El domingo, el Papa Francisco manifestó su dolor por el atentado a través de un telegrama enviado a Mons. Edwin Angot de la Peña, Prelado de Marawi, en el que encomienda “las almas de los fallecidos a la misericordia amorosa de Dios todopoderoso e implora los dones divinos de curación y consuelo para los heridos y los deudos”.
Por su parte, la Conferencia Episcopal de Filipinas señala que la violencia contra las personas que asistían a la Misa “no sólo debe denunciarse”, sino que también debería ser descartada como camino para “buscar reparación por parte de todo filipino amante de la paz”.
Los obispos filipinos hacen notar que el 29 de noviembre se conmemoró el “Miércoles rojo”, fecha en la que se recuerda a los cristianos que son perseguidos a causa de la fe alrededor del mundo.
En ese sentido, indican que las víctimas del domingo “se cuentan ahora entre ellos. Nos consuela el pensamiento de que han participado de la pasión de Cristo, que su sangre ha sido derramada como libación como la sangre de Cristo”.
Por su parte, de acuerdo a France24, el Ejército filipino cree en la posibilidad de que el atentado haya sido una “represalia” por la operación militar del 1 de diciembre que causó la muerte de 11 militantes islámicos en la provincia sureña de Maguindanao.