El Arzobispo de Denver (Estados Unidos), Mons. Samuel Aquila, ha explicado los peligros del consumo de la marihuana y de las drogas catalogadas como “recreativas”, al tiempo que propone algunos principios para enfrentar esta realidad, que él mismo ha atestiguado desde la legalización del cannabis en el estado de Colorado en 2012.
En una entrevista difundida por el canal What We Need Now (Lo que necesitamos ahora) de la plataforma Substack el 28 de noviembre, el Arzobispo advierte que la legalización y la aceptación cultural de la droga han sido “devastadoras” para la sociedad. Las declaraciones se producen tras la publicación de su carta pastoral Para que tengan vida, el 10 de noviembre.
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“Sentí la necesidad de hablar sobre los devastadores efectos que he visto de primera mano, especialmente en muchos estados que han seguido a Colorado. La legalización de la marihuana y la aceptación del uso de drogas han sido desastrosas para nuestra sociedad, y existen recursos católicos limitados al respecto”, indica Mons. Aquila en la entrevista.
Sobre la perspectiva actual de que existen drogas “recreativas”, como sostienen algunos, el prelado estadounidense señala: “Entendiendo que somos personas creadas para la comunión de amor, podemos juzgar que las drogas son sólo un bien aparente. Son malas para nosotros, porque disminuyen nuestra capacidad de conocer y amar”.
“Las drogas disminuyen nuestro dominio de nosotros mismos dañando las mismas facultades que nos hacen humanos: inhiben nuestro uso de la razón, debilitan la orientación de nuestra voluntad hacia el bien, y entrenan nuestras emociones para esperar un alivio rápido con el placer artificial”, alerta.
Dos principios
El Arzobispo de Denver recuerda que las Escrituras enseñan que “somos hechos a imagen de Dios. Y si eso no es suficiente, estamos invitados a la comunión eterna con Él”.
En ese sentido, prosigue, “podemos proponer dos principios esenciales que explican por qué las drogas recreativas son inmorales: 1.- Ya que los seres humanos son muy valiosos, está mal el uso de cualquier sustancia que sea dañina para la vida humana. 2.- Cualquier cosa que disminuya el uso de la razón en el hombre y que menoscabe su dignidad como persona humana es por lo tanto dañina”.
El prelado precisa, además, que “las drogas toman por asalto a la persona humana, afectándola física, intelectual, psicológica, social y moralmente”.
Respecto a la creencia de que la marihuana no es dañina, Mons. Aquila comenta que en Colorado han “visto un repunte en la adicción, con el desorden en el uso de la marihuana, duplicándose en un marco menor a 20 años. Eso no sorprende, ya que el uso del cannabis en los habitantes de Colorado se incrementó dramáticamente desde su legalización [en 2012]”.
“Que más gente use marihuana significa inevitablemente más adicción”, lamenta.
Una respuesta desde la fe
El Arzobispo de Denver refiere que en el “corazón del uso de drogas” se suelen encontrar dos temas: “Una crisis de valores y una privación de la conexión relacional que hacen que la persona esté abierta y susceptible al uso de drogas”.
“Ante las drogas que ofrecen placer, Jesús quiere darnos la plenitud del amor, de la alegría y la paz, que sean una constante en medio de las cimas y llanuras de la vida. En vez de buscar químicos cuando nos sentimos cansados y apesadumbrados, Jesús nos invita a ir hacia Él, que nos promete descanso y abundancia”, resalta el arzobispo.
Para concluir, el prelado destaca: “Lo más importante que podemos hacer como cristianos, en respuesta a la cultura de la droga, es proclamar el Evangelio”.
“Es a través del amor, la misericordia, el sentido y la esperanza que se encuentra en Cristo, que la gente podrá ser disuadida del consumo de drogas o podrá inspirarse para liberarse de su influencia”.