La Basílica de Santa Rita de Casia (Italia) iluminó su fachada de rojo el 23 de noviembre para rechazar la violencia contra la mujer y rendir tributo a la memoria de Giulia Cecchettin, una joven de 22 años que fue asesinada presuntamente por su expareja.
El cuerpo de Cecchettin fue encontrado el sábado 18 con múltiples puñaladas y envuelto en plástico cerca del Lago di Barcis, en la región de Pordenone.
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Associated Press informó que, durante el fin de semana, las autoridades alemanas detuvieron a su expareja, Filippo Turetta, que había sido visto por última vez el 11 de noviembre en un altercado físico con Cecchettin, mismo que fue registrado por cámaras de videovigilancia en una carretera.
El 22 de noviembre, a través de un comunicado, las religiosas del Monasterio de Santa Rita de Casia aseguraron estar “profundamente conmovidas” por la historia de Giulia, “la última de tantas vidas brutalmente truncadas por manos de un hombre”.
En septiembre, el Ministerio del Interior italiano informó que desde inicio de este año se registraron 225 homicidios, siendo 77 de las víctimas mujeres. De ellas, 61 perdieron la vida en contextos familiares o afectivos, y de este grupo 38 fueron asesinadas por sus parejas o exparejas.
En ese contexto, las monjas agustinas de vida contemplativa reiteraron su “no a la violencia iluminando la fachada de la Basílica en rojo”, en una idea que nació de una invitación de la administración municipal, e hicieron un llamado a impartir “una educación en el amor para las nuevas generaciones”.
Sor María Rosa Bernardinis, priora del monasterio, señaló que “en la Biblia las mujeres no son instrumentos en manos de alguien, sino protagonistas junto a Cristo”.
“En particular, en tiempos en los que las figuras femeninas estaban subordinadas a los hombres, al confiar a las mujeres el anuncio de la Resurrección, Dios nos sorprende. Pero su elección no es jerárquica, sino que nos muestra el camino correcto, el de la colaboración entre hombre y mujer para que la presencia de cada uno sea verdaderamente fructífera”, reflexionó.
Seguidamente, la priora invitó “a todo hombre a aprender de Dios el camino del respeto, la igualdad y el amor, para amar de verdad”.
“Vemos una extrema necesidad de llevar una educación en el amor a las familias y a las escuelas para que sus raíces se injerten, crezcan y se difundan. El amor verdadero, que escucha, comprende, dialoga, da alegría, pone al otro en primer lugar y por tanto nos eleva”, continuó.
Finalmente, Sor Bernardinis pidió dejar “de ver el amor como una debilidad o un límite”, y recordó que el “amor es fundamental para tener conciencia de uno mismo y de los demás y romper la ola rampante de violencia y feminicidios”.
“El amor es lo que Santa Rita siempre nos ha enseñado y con amor esperamos que cada ser humano pueda revolucionar su camino”, concluyó.